Simebal reclama una estrategia de recursos humanos y materiales frente a la COVID19

"Tenemos la oportunidad de redefinir y reorganizar el sistema sanitario balear", aseguran

Patricia Gómez, consellera de Salut de Baleares
Patricia Gómez, consellera de Salut de Baleares

El Sindicato Médico de Baleares (SIMEBAL) ha hecho pública una carta dirigida tanto a la presidenta del Govern Balear como a la consellera de Salut y al director del Servicio Balear de Salud, donde pide una estrategia planificada en la gestión de los recursos humanos y material en esta lucha contra la COVID19.

Segunda fase del COVID-19: ESTRATEGIA DE RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES.

1.- La epidemia de coronavirus no es una crisis pasajera. Podríamos decir que hemos superado la primera fase de crisis aguda, -fase de urgencias por falta de previsión-, pero la crisis no ha acabado ni parece que lo vaya a hacer pronto. Es necesario, por tanto, afrontar cuanto antes una planificación sanitaria para lo que viene: es preciso (i) plantear las hipótesis y los escenarios sanitarios que nos podemos encontrar cuando se produzcan el relajamiento de medidas, el fin de confinamiento y la apertura del mercado turístico; (ii) valorar las necesidades que tendremos en cada uno de los escenarios; y (iii) prepararse y dotarse de recursos para responder a los brotes que surjan y mantener, al mismo tiempo, la asistencia sanitaria ordinaria que ahora mismo está suspendida.

2.- Desgraciadamente, el Servei Balear de Salud no cuenta con una planificación de recursos humanos. Las leyes sanitarias exigen, desde el año 2003, la elaboración, en todos los servicios autonómicos de salud, de un PLANIFICACIÓN DE RECURSOS HUMANOS, que garantice una plantilla adecuada para asegurar la eficacia y eficiencia del servicio público sanitario, así como la estabilidad, desarrollo y distribución de la misma. Pero el IBSALUT no cuenta con el exigido Plan de Ordenación de Recursos Humanos, artículos 12 y 13 Ley 55/2003. Al contrario, padece una desorganización endémica, falta de profesionales y una tasa de temporalidad de más del 30%. No se puede encarar una crisis en estas condiciones.

Concretamente, por lo que respecta al colectivo médico, se arrastra una tasa irregular de temporalidad de entre el 30-40%, según la especialidad, se ha normalizada la jornada de 48 horas en el ámbito hospitalario, se contrata de ordinario a personal sin titulación homologada y se abusa de las peonadas. Todo ello en una situación de déficit estructural de profesionales, que provoca las largas listas de espera que tanto perjudican a la población.
No es momento de buscar responsables, ni de echar culpas. Estos problemas llevan años y todos somos culpables en mayor o menor medida. Pero sí que es el momento, y la oportunidad, de tratar de arreglarlos.

3.- Nadie duda de que el colectivo más perjudicado por el COVID-19 es el profesional sanitario y socio sanitario. Hay otros colectivos muy afectados y de labor tan encomiable y esencial como la sanitaria, pero que el 30% de los positivos de COVID-19 sean personal sanitario da fe del riesgo profesional y del perjuicio sufrido. Y aún así, la falta de medios preventivos no ha hecho mella en la vocación profesional, al contrario: todos los pacientes han sido atendidos a pesar de esa falta de EPIs, con riesgo para la salud y la vida de los profesionales.

Además, a los sanitarios se les ha exigido como a ningún otro colectivo: jornadas más largas, reducción de períodos de descanso, denegación de medidas de conciliación familiar. Incluso se les ha movilizado como antaño, en la imagen más clara de necesidad que ha dado esta pandemia: residentes, estudiantes, jubilados, etc.. Y no podemos olvidar el padecimiento moral que se les ha provocado: falta de equipos de protección, no realización de test, incertidumbre sobre su salud, apartamiento de sus familiares, etc…

Tenemos que prepararnos para que esto no vuelva a pasar. Y tenemos que reconocer y poner en valor lo aprendido y lo sufrido hasta ahora, y compensar por las pérdidas. A día de hoy hay personal que por descoordinación administrativa no ha cobrado su salario. Hay profesionales que residen en hoteles para no contagiar a sus familiares. Muchos siguen sin contar con los EPIs adecuados. A otros se les deniegan sin razón sus derechos de conciliación familiar. Ahora se les amenaza con imponerles vacaciones en períodos que no han elegido, etc… No se les puede seguir tratando así.

4.- Desde el SIMEBAL instamos a la Administración sanitaria a realizar de manera urgente una planificación eficiente, realista y transparente de las necesidades de recursos humanos para los próximos dos años. Para ello, solicitamos la siguiente información y proponemos las siguientes medidas urgentes:

  • A. Información de listas de espera, actualizada respecto a la paralización de actividad ordinaria que ha provocado la crisis.
  • B. Información de existencias de material para asistir al paciente COVID-19 (medicamentos, camas de hospital y de UCI, EPIs e infraestructuras específicas tipo UVACs, etc…) y previsión de existencias para los próximos 18 meses.
  • C. Procedimiento urgente de consolidación de empleo temporal. En la CAIB hay cientos de profesionales médicos que llevan más de 5, 10 y 15 años en el mismo puesto de trabajo, con nombramientos temporales, a pesar de que han superado procesos selectivos similares a los del personal estatutario fijo. Estos profesionales han estado en el frente de la batalla y son imprescindibles para continuar en ella. No podemos ahora prescindir de ellos, ni infringir mayor estrés al sistema y a los profesionales derivados de esta irregularidad. ¡Hay que solventarla ya!
  • D. Procedimiento urgente de homologación o habilitación de profesionales con titulación en otros países. La situación de este personal es igualmente gravísima y debe atajarse con medidas extraordinarias de homologación o habilitación claras y transparentes.
  • E. Coordinación y justificación de la limitación de derecho laborales basadas en la crisis. Resulta imprescindible establecer un procedimiento y unas normas generales para la adopción de medidas que perjudiquen las condiciones laborales del personal: denegación de permisos, vacaciones, excedencias y reducciones de jornada, aumento de jornadas, disminución de descansos, etc… Se tienen que establecer unos criterios homogéneos a la hora de adoptar medidas restrictivas de derechos, que garanticen la debida ponderación y análisis de la necesidad y justificación de las restricciones y, especialmente, las circunstancias individuales del personal afectado.
  • F. Compensación por la restricción de derechos y afectación a los profesionales. Deben establecerse cuanto antes las medidas de compensación por pérdida de derechos, mayor dedicación y riesgo y afectación a la salud de los profesionales.
  • G. Contratación de todos los residentes al finalizar la evaluación. Es una oportunidad histórica que no podemos dejar pasar.

Tenemos la oportunidad de redefinir y reorganizar el sistema sanitario balear. De ser ambiciosos y ofrecer a la sociedad en general un servicio de salud de primer orden. Esto pasa necesariamente por reconocer la labor profesional y ponerla en valor, por aceptar que los recursos humanos son la parte esencial del sistema. La crisis nos lo ha recordado con terrible crudeza. La sociedad lo ha entendido y lo agradece cada día. Nos toca a nosotros darle forma.

En Palma, a 20 de abril de 2020.

youtubeinstagram
Facebooktwitterlinkedinmail