Te dejamos la opinión de Víctor Pedrera, vicesecretario general de CESM y secretario provincial de CESM Alicante, para el diario ABC Comunidad Valenciana.
No es la primera vez que tenemos que asistir a declaraciones, notas de prensa, manifestaciones, circulares o notas de régimen interior como de la que informó la pasada semana ABC del Hospital General de Castellón, en la que acusaba de un modo generalizado de desatención a los médicos y de incumplir sus obligaciones.
Esta es la gota que colma el vaso del colectivo médico, al que representamos desde CESM-CV. Y ya toca decir: ¡BASTA YA!, basta de gestores mediocres e incompetentes, basta de directivos sumisos, basta de políticos ignorantes, basta de inútiles y de cobardes.
En la más grave crisis sanitaria que nuestra memoria lejana puede alcanzar, hemos asistido a una cascada de despropósitos sin parangón que han marcado el devenir de los acontecimientos. Pero sobre todo, somos el país del mundo donde más personal sanitario se ha contagiado y donde más médicos, especialmente en el ámbito de la Atención Primaria, han fallecido infectados por el coronavirus.
A pesar de ello, de la entrega de nuestros compañeros y de todo el personal sanitario, hemos tenido que oír por quién se supone debe protegernos y defendernos, que ha sido debido a nuestras actitudes personales, a la vida con nuestras familias, a que lo hemos importado de nuestros viajes y salidas de ocio, lo que ha disparado la situación.
Todo ello menos reconocer que la falta de previsión, la incompetencia en adquirir equipos de protección, el que los facultativos y todo el personal sanitario haya tenido que trabajar en condiciones tercermundistas, hemos ido al frente de batalla con bolsas de basura por EPI, con gafas de buceo prestadas y con la misma mascarilla desechable durante toda una semana.
La falta de previsión que ha contagiado a muchos compañeros médicos, pero por la que nadie ha dimitido, nadie ha sido cesado. Y eso sí, se creen con derecho a decirnos que la culpa es nuestra.
Se han creído que, por impulsar unos aplausos que ya han pasado a la historia, íbamos a dejarnos pisotear en nuestra dignidad hasta límites insospechados, y una vez hemos conseguido que el horizonte parezca despejado (y solo lo parece, pues la realidad es que no es así), estos incapaces gestores que fueron instaurados en sus cargos, por su mera filiación política y no por su competencia (salvo honrosas y raras excepciones), proceden a imputar de un modo general, a todos los que éramos héroes hace unos días, acciones de villanía, de abandono de los pacientes, de incumplimiento de nuestras obligaciones, y lo hacen, sin cumplir una vez más con lo que les incumbe.
Los médicos nos guiamos por un código ético y deontológico, que ni saben ni lo conocen como cargos directivos, e incluso alguno de ellos ha llegado a afirmar al decir que: “Con la ley no se va a ningún lado”, o que “con la ley es imposible gestionar un departamento”.
Sí, como oyen, registrado está.
Y éstos son los que ahora, pasado lo peor, una vez se han aprovechado hasta la indignidad de los profesionales, ahora, pretenden desprestigiarnos y cargarnos con una responsabilidad frente a los ciudadanos, con mensajes calumniosos e injuriosos, pero que saben que calan en la población, para que perdamos más si cabe, como colectivo, la fuerza de la razón, de que son ellos los únicos responsables del caos vivido, del caos que han creado con su ineptitud.
Qué fácil es lanzar mensajes, qué fácil es crear eslóganes, qué fácil es generalizar, y qué difícil es asumir la responsabilidad que les corresponde, y tal vez, el que no se abran expedientes disciplinarios contra los supuestos infractores, es porque temen el efecto bumerán, que se descubra que son ellos los auténticos responsables por no dotar de medios materiales y humanos a los centros de salud, a la Atención Primaria.
Atención Primaria que seguirá siendo, a pesar de todo, el vertedero del sistema sanitario, especialmente en lo que a recursos de médicos de familia y pediatras se refiere, en la que apenas se van a contratar médicos y pediatras (si es que los encuentran), como la consellera de Sanitat, (de la que esperemos que por dignidad dimita o la cesen y podamos decir, exconsellera), ha declarado hace unos días en ese plan mentiroso, plagado de errores y falsedades, plan que se ha visto obligada a retirar, en una más de sus innumerables rectificaciones.
Por vergüenza, por dignidad, que dimita y que se vaya. De una vez.