«¿Quién cuida al cuidador?»,

Pilar Bartolomé (secretaria de Salud Laboral de CESM) aporta el punto de vista de la Confederación sobre las presiones físicas y psicológicas a que están sometidos los médicos

«¿Quién cuida al cuidador?», se pregunta Pilar Bartolomésecretaria de salud laboral de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), en un reportaje titulado “Estrés, agotamiento y depresión: nuestros médicos también están enfermos”.

En el mismo se hace constar que según el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), impulsado por la Organización Médica Colegial (OMC) y que ha atendido a casi 4.000 profesionales, más de un 60% de los casos que reciben están relacionados con problemas de salud mental. A nivel mundial, según revela la American Medical Association (AMA), la depresión y los síntomas depresivos afectan a más de un 30% de los médicos residentes, a los que acaban de empezar, un grado de afección que no se reduce demasiado en etapas posteriores.

«Se trata de una profesión que conlleva mucha presión”, confirma Bartolomé. “Los recortes han provocado tensión y sobrecarga laboral, factores que se suman a la importante carga psicológica que conlleva el trabajo por sí solo. Tratas con pacientes, que son personas y tienen sus vidas, y esa mochila de sufrimiento e implicación te la llevas a casa».

En el reportaje se apunta que los médicos son vulnerables al silencio, a callar la situación que se está viviendo, la sobrecarga de trabajo, los recortes, las irregularidades… Aunque Bartolomé también apunta a la administración. «No nos hacen caso. Parece ser que la moneda de cambio es el trabajo de los sanitarios, que para salvaguardar la sanidad pública y el bien público, la salud de una persona que trabaja en la sanidad debe ser sacrificada», opina la experta del CESM. «Entre los médicos se suelen dar casos de presentismo, que implica que uno se cree que puede con todo, que puede sacar cualquier problema adelante, pero al final pasa factura».

Desde CESM se identifican varios frentes abiertos que pueden empeorar la situación en la sanidad y, en consecuencia, la salud de los médicos. La jubilación de la generación de los sesenta, que podría darse de golpe en menos de diez años y saturar todavía más el sistema, y la desigualdad de género en un sistema sanitario donde las mujeres representan un 60% del personal son algunas de las preocupaciones que cita Bartolomé. Otro problema es que «hay 17 maneras de hacer las cosas, porque cada comunidad tiene sus normas».

Hay igualmente un hecho que no admite dudas, reconocido por Bartolomé y quienes aportan su punto de vista en el reportaje: los recortes han hecho daño al sistema público, algo que repercute directamente a la salud de los ciudadanos pero también a la de los profesionales.

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