(Texto esquematizado de la intervención de Pedro Larrosa en la presentación del Sindicato Médico de Cataluña, SIMECAT, el pasado día 12 de junio)
A mí me corresponde explicar cuáles serán los servicios que SIMECAT pretende ofrecer a sus afiliados. Pero permitidme antes que os manifieste algunas de mis sensaciones e inquietudes.
Hasta hace un par de meses nunca habría pensado que estaría colaborando en la fundación de un sindicato. Como se ha dicho, el posicionamiento de Metges de Catalunya (MC) decantándose claramente por lo que aquí conocemos como el “Procés”, forzó mi salida, como afiliado de base, de ese sindicato y me planteó una disyuntiva: seguir en mi puesto de trabajo como médico sin filiación sindical (y ya se lo harán los otros y si eso me beneficia, mejor) o mojarme, meterme en el lío y responder con la razón a ese intento de exclusión social que estamos viviendo desde hace años en Cataluña. Y digo con la razón porque fundar un sindicato que respete las leyes, el estado de derecho y que quiera seguir vinculado a nuestros compatriotas españoles en la CESM es algo perfectamente razonable, necesario e incluso diría yo que imprescindible. Y la existencia de SIMECAT es todas esas cosas, fundamentalmente para que ellos no se apropien de un espacio que nos pertenece a todos.
La semana pasada expliqué el proyecto a mis compañeros en el CAP y recibí un respetuoso silencio con algún que otro comentario entre divertido e irónico. También hablé con un delegado de MC que hasta hacía unos meses era uno de mis representantes. Me manifestó también su respeto, pero al mismo tiempo me dijo que él no entendía los motivos que nos habían impulsado a crear un nuevo sindicato porque no creía que hubiera habido posicionamiento político por su parte; que el hecho de salirse de la CESM fue por el silencio y la falta de apoyo de ésta federación en relación a los gravísimos hechos ocurridos en Cataluña durante el pasado mes de octubre; porque lo que nosotros vamos a hacer es dividir a la clase médica y, finalmente, me advirtió de que aunque me conocía y sabía que yo era una persona cabal, estuviera atento con quiénes me juntaba porque no eran “trigo limpio”.
No os negaré que esa conversación me turbó y llegué a casa desconcertado porque había sido víctima del mensaje al que nos tienen acostumbrados: tú eres una buena persona, pero los que te rodean son “fachas”. Te respetamos, pero ten cuidado porque estás en el bando de los malos. No dormí bien esa noche. Me atormentaban sus palabras y veía las caras de algunos colegas con los que llevo trabajando más de 25 años y a los que quiero y respeto enormemente, lazo amarillo incluido. Ese lazo que, según mi opinión, sí divide a la sociedad catalana.
Pero me levanté más convencido del proyecto que hoy os presentamos. Más seguro de que somos, como os decía antes, absolutamente necesarios porque ofrecemos a la sociedad médica una herramienta imprescindible como es un sindicato que será neutral políticamente, que luchará y velará por los derechos de sus todos afiliados y que lo hará en libertad y respetando a todos por igual independientemente de lo que cada uno de nosotros piense o vote.
Todo ello será posible si contamos con vuestro apoyo, con el apoyo de una mayoría de profesionales que crean que hay espacio para un nuevo sindicato. Un nuevo sindicato más fuerte porque suma y lo hace unido a la comunidad de sindicatos españoles médicos. Es decir, siendo lo que somos, catalanes y por ello españoles con los mismos derechos y deberes que cualquiera de nuestros compatriotas. Muchas gracias.
