Extremadura: Tras la fuga de médicos del hospital de Plasencia la gerencia sigue reduciendo plantilla

 

Afortunadamente vivimos más años, pero eso implica que las personas mayores van a necesitar, ya están necesitando, una atención sanitaria diferente. Es evidente que el pediatra es el médico especialista en niños y por ello reclamamos y nos movilizamos para que nuestros hijos sean atendidos por estos especialistas cuando lo necesiten. ¿Merecen nuestros mayores el mismo trato?

La geriatría, desde su inicio como especialidad, ha tenido que justificar su existencia, su eficacia, su eficiencia, y luchar para su desarrollo y expansión. Los geriatras hemos sido, y somos, continuamente cuestionados. Nuestra metodología de trabajo es distinta, realizando una exhaustiva valoración integral del anciano, una actuación precoz antes de que se instaure el deterioro, orientando el tratamiento hacia mantener la autonomía y la calidad de vida, evitar el daño causado por los medicamentos, con medidas para prevenir problemas asociados a la hospitalización, racionalizar el empleo de pruebas diagnósticas, asesorar/cuidar a la familia, colaborar con otros servicios y con Atención Primaria.

Las personas que más se benefician de nuestra actuación son frágiles, especialmente antes de iniciar el durísimo camino del deterioro funcional y la dependencia, o una vez que éstos han aparecido, mientras siga siendo posible revertirlos en alguna medida.

La geriatría ha sido evaluada más que cualquier otra especialidad y ha demostrado su eficacia y eficiencia. Los resultados demuestran un impacto significativo no sólo sobre la autonomía, situación mental, calidad de vida y expectativa de vida de las personas mayores, sino también sobre el uso de recursos y el coste global avalando de esta forma el desarrollo de esta especialidad en hospitales y convirtiéndola en pieza clave a la hora de conseguir la sostenibilidad de nuestro sistema público de salud (Baztan y col; Stuck y cols, 2011).

Por todo ello, la mayoría de las comunidades autónomas (Madrid, Cataluña, Navarra, Castilla-La Mancha, Aragón, Canarias, Baleares, Valencia, Murcia o Castilla y León,) han apostado y están apostando por la geriatría frente a otros sistemas convencionales para gestionar este tipo de pacientes.

La Unidad de Geriatría del Hospital Virgen del Puerto de Plasencia comenzó su actividad en abril de 2008 con dos geriatras pasando a tres en diciembre de 2009.

Desde febrero de 2011 se ha transmitido en múltiples ocasiones a la Gerencia de Área y a los Servicios Centrales del SES la necesidad de contratación de un cuarto especialista en geriatría, petición justificada por la imposibilidad de atender adecuadamente toda la demanda existente que, con mucha frecuencia, también nos ha impedido disfrutar de los derechos legales que tenemos como trabajadores como ocurre, por ejemplo, con las libranzas de guardia.

Por fin, en abril de 2015, conseguimos  la contratación de un nuevo geriatra siendo en diciembre de ese mismo año, y ya con el nuevo gobierno de la Junta de Extremadura, y los nuevos cargos directivos de nuestra gerencia, cuando deciden no dar continuidad a dicho contrato, volviendo a ser deficitaria la plantilla para mantener el incremento de la demanda asistencial existente. Desde entonces, las soluciones aportadas por los mismos han sido elevar de forma progresiva la edad de los paciente que atendemos y limitar el numero de camas de hospitalización, no siempre consensuadas con los facultativos de la Unidad, como sería deseable.

En mayo de 2018, tras negociaciones con los Servicios Centrales del SES, conseguimos la contratación de un nuevo geriatra de forma temporal. Desde entonces hemos  intentando el pilotaje de un proyecto asistencial sobre el paciente crónico complejo en nuestra área de salud que no nos han permitido poner en marcha. Hemos reestructurado nuestro trabajo consiguiendo un funcionamiento razonable para garantizar la atención de la demanda existente e intentar la continuidad y calidad de los cuidados de las personas que más lo necesitan, así como el descanso al que tenemos derecho como trabajadores. Mirando hacia la transversalidad de la atención, hemos transmitido a nuestro gestores la intención de colaboración más intensa con Atención Primaria así como con especialidades como traumatología proponiendo la creación de una Unidad de Ortogeriatría para la atención de mayores con fractura de cadera.

Nos consta que hemos conseguido la satisfacción de muchos usuarios. La subjetiva percepción de calidad se ha acompañado de buenos resultados de gestión. En 2017 nuestro equipo atendió a 1280 personas mayores ingresadas en nuestro hospital (alrededor de un 20% de los ingresos ocurridos en el área médica, sin incluir pediatría), 100 interconsultas de otros servicios (fundamentalmente quirúrgicos) y 208 consultas externas; hasta el 30 de noviembre de 2018 llevamos atendidos 1171 pacientes ingresados, 588 consultas y 113 interconsultas.

Por consiguiente, ni nuestros resultados, ni la evidencia científica, ni las recomendaciones de organismos internacionales apoyan la decisión actual de nuestra gerencia y nuestros gestores de no renovar y mantener el contrato actual.

No ha sido nada fácil llegar hasta aquí y contar con profesionales cualificados, últimamente formados fuera, ya que de los más de 30 especialistas formados en Cáceres, único hospital con docencia en geriatría de nuestra comunidad, sólo 10 trabajamos en Extremadura como geriatras, el resto han tenido que emigrar o realizar otra especialidad.

A día de hoy nos resulta intolerable asumir la discriminación a que nos vemos sometidos por razón de nuestra especialidad. Se discrimina la atención especializada a los viejos, es decir, a la que necesitaremos nosotros en un futuro.

Todo lo anterior no ha sido suficiente. A pesar de encontrarnos en un momento de gran dificultad por la evidente escasez de médicos, nuestros gerentes y gobernantes, vuelven de nuevo a ponernos la zancadilla y han decidido no dar continuidad al contrato iniciado en mayo tan necesario para mantener una atención geriátrica especializada de  calidad en el área de Salud de Plasencia. Se rechaza la contratación de personal adecuadamente formado del que no siempre tenemos la suerte de disponer. Ello a pesar de que los datos de gestión, por no decir de satisfacción, son excelentes. No es suficiente que un anciano ingresado en nuestra planta tenga que esperar hasta 3 años para ser revisado en consultas externas. No es suficiente que queramos atender de forma protocolizada junto con los traumatólogos a todo anciano que se rompa la cadera para evitar que quede discapacitado los años que le queden de vida, en caso de que no se muera por dicho evento. No es suficiente que estemos especializados en el manejo de un segmento de población extremadamente vulnerable, frecuente y en aumento en nuestra comunidad como es el anciano frágil con alto riesgo de discapacidad o con la misma ya establecida, en muchas ocasiones por no haber llegado a tiempo. No es suficiente con vivir en una comunidad envejecida, ser extremeño y ser médico especialista en geriatría.

A partir del 31 de diciembre, comenzando además el previsible aumento de demanda por la epidemia de la gripe, tendremos que suspender al menos 100 consultas programas, continuar trabajando el día siguiente de muchas de las guardias realizadas… y una persona con alta cualificación pasará de nuevo a engordar las cifras del paro si quiere seguir apostando por vivir en Extremadura, no obstante, si decide no hacerlo, seguro la recibirán con las puertas abiertas y con contratos dignos en otros sistemas sanitarios públicos de otras comunidades autónomas donde valoran más el trabajo que realizamos.

 

+ Información:

Guadalupe Lozano Pino

Raquel Ortés Gómez

Geriatras

Hospital Virgen del Puerto de Plasencia

youtubeinstagram
Facebooktwitterlinkedinmail