CESM acude al acto de estado que homenajea a los fallecidos por COVID

Tomás Toranzo acude en representación de la Confederación

Un momento del homenaje.

La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ha estado presente en el acto de estado que se ha celebrado este jueves en memoria de los fallecidos por la pandemia de coronavirus. Lo ha hecho a través de su presidente, Tomás Toranzo, invitado como representante del sector sindical de los médicos.

El acto daba comienzo a las 9.00 horas de la mañana, y contaba con la presencia de todos los miembros del Gobierno y los presidentes autonómicos, distintas autoridades políticas y representantes de familiares fallecidos, del personal sanitario y de los sectores imprescindibles durante los peores meses de la pandemia. Los discursos han corrido a cargo de Hernando F. Calleja, hermano del periodista fallecido José María Calleja, y de Aroa López, supervisora de enfermeras del Hospital Vall d´Hebron de Barcelona. Además, se han depositado rosas blancas bajo un pebetero en recuerdo de todos los fallecidos y se ha escuchado la voz del actor José Sacristán recitando un poema del poeta mexicano Octavio Paz.

Según ha explicado Tomás Toranzo, ha sido un acto muy triste, pero no tanto por las víctimas, sino por lo impersonal del mismo. «Daba la sensación de que nos despachaban con un trámite, no se transmitía nada, era todo muy frío, distante e impersonal. Los médicos, que hemos dejado 61 compañeros en el camino, estábamos en una sexta fila distante. Creo que las víctimas no se merecían esto», aseguraba.

Su opinión sigue en la línea de que se está haciendo «lo políticamente correcto», pero como ya hiciera al recoger el premio del diario La Razón en su homenaje a sanitarios, recuerda que estas escenificaciones están muy bien, pero lo que realmente hace falta es que se plasme la entrega de los afectados en verdaderos reconocimientos que supongan mejoras laborales y que impidan que una situación así se vuelva a producir.

Por su parte, el rey Felipe VI en su discurso ha querido recordar a los fallecidos y dirigirse a las familias para decirles que «no están solos en su dolor» y que «su duelo es el nuestro». Admitía que «este acto no puede reparar el dolor de muchas familias por no haber podido estar a su lado en las últimas horas ni atenuar la tristeza por su ausencia, pero sí hacer justicia a su vida, a su contribución a nuestra sociedad, a su memoria».

El monarca ha reconocido también las «conductas llenas de entrega a los demás sin reservas, aun poniendo en riesgo la propia vida», como es el caso del personal sanitario. «A esas personas les debemos mucho más de lo que podamos imaginar. Han salvado muchas vidas, les debemos nuestra salud, nuestra seguridad, y los servicios más esenciales para la vida cotidiana», algo por lo que «sentimos una inmensa gratitud», admitía Felipe VI.

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