Externalización, reversión y contratación de profesionales: comparativas de sistemas públicos y privados

V Conferencia Internacional de Sindicatos Médicos

Mesa sobre Sistemas de Salud públicos y privados.

La segunda mesa de la V Conferencia Internacional de Sindicatos Médicos celebrada en Alicante los días 25 y 26 de enero organizada por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) con la colaboración de CESM CV y el Colegio Oficial de Médicos de Alicante, abordó la comparativa entre los sistemas de salud públicos y privados y las diferencias entre algunos países. Moderada por Soledad Iglesias, del Sindicato Médico del Uruguay, contó con las exposiciones de Waldir Cardoso, del Sindicato Dos Médicos do Pará (Brasil), el abogado de Abdón Pedrajas Littler Javier Molina y Luis Lazarov, del Sindicato Médico del Uruguay.

Tras la lectura por parte de Iglesias de la declaración conjunta de los sindicatos de Argentinas y Uruguay, Waldir Cardoso explicaba cuáles eran las características del sistema de salud brasileño, un «Sistema Único de Saúde» (SUS), con criterios como universalidad, igualdad, integral, regional y jerarquizado, descentralizado, con participación social, con promoción de la salud y prevención de la enfermedad y complementario, que puede recibir la colaboración del sistema privado.

Además, señalaba los principales indicadores de resultados 33 años después, con la estrategia de salud familiar, que suponía una cobertura en hogares rurales del 77% y del 57,3% en hogares urbanos (datos de 2019), un aumento del gasto en salud (10,3% del PIB en 2020), una reducción de la mortalidad materna de casi el 60% y de la mortalidad infantil en menores de cinco años del 75%. La tasa de mortalidad en recién nacidos se situaba en 11 muertes por cada 1.000 nacimientos, y la mortalidad infantil en 13 por cada mil nacidos. En este sentido, había aumentado la esperanza de vida en casi una década (80 años en mujeres, 73 en hombres).

Cardoso también explicaba que en Brasil los sectores público y privado son independientes entre sí, y el privado es complementario el SUS. Este seguro médico privado es voluntario, y aproximadamente el 23% de los brasileños tienen planes de salud privados.

Por su parte, Javier Molina abordó el tema de las concesiones administrativas, puesto que «políticamente parece una idea muy buena la externalización pero luego se quiere internalizar y no se sabe cómo hacerlo y resulta una decisión política sin seguridad jurídica. Esa tendencia a la ‘fiesta de la reversión política’ ha terminado y hay que ver los indicadores de salud y de calidad», afirmaba.

Los ponentes de la mesa; Javier Molina, Soledad Iglesias, Luis Lazarov y Waldir Cardoso.

Para explicar que la reversión no siempre ha sido pacífica, recordaba que la actual regulación en la Ley de Contratos del Sector Público es el resultado de la condena a las Administraciones Públicas, pero se preguntaba si se aplica la Directiva 2001/23/CE a las Administraciones Públicas. Utilizando lo que llamaba la «reversión traumática» del Modelo Alzira, exponía que se externalizó el servicio con normas privadas y se rescató con normas públicas, lo que dejó un rescate con sorpresa que eran los trabajadores en tránsito. «Si se hace una fotofinish al inicio y al final del rescate, quedan los trabajadores fijos a extinguir, con el Decreto 22/2018, de 23 de marzo, del Consell, por el que se regulan los efectos de la extinción del contrato de gestión de servicio público por concesión del Departamento de Salud de La Ribera, en materia de persona, una ficción jurídica que narcotiza y congela los derechos de los trabajadores«, decía.

Continuaba Molina asegurando que la figura de estos trabajadores no existe en la legislación, el ‘trabajador a extinguir’, ni en el Estatuto de los Trabajadores ni en el EBEP, sino que están en tierra de nadie. Desconoce la reciente doctrina del TSJUE (Caso Correia Moreira; cuando alguien del sector privado es rescatado por el público, el público en ningún caso puede desconocer las condiciones laborales de ese trabajador que subroga y debe tener las mismas condiciones laborales de ese compañero del público) y las comunidades autónomas no tienen competencias para alterar la regulación laboral, que es competencia exclusiva del Estado. Apuntaba que el trasvase patrimonial no es importante pero sí lo es desempeñar la misma actividad ya sea para una Administración u otra.

En este sentido, los médicos fijos a extinguir «han sido momificados puesto que se ha neutralizado la negociación colectiva, han visto reducidas sus expectativas económicas (no tienen sistema de incentivos), no se les han reconocido los servicios prestados y su posición corre el riesgo de ser amortizada (Operación Tetrick)», decía Molina.

Por último, señalaba que el problema está en el origen de la externalización y la contratación del personal. Si la Administración tarde o temprano revertirá, el sistema de contratación debe ser mixto, como si se tratara de una Administración Pública, ya que se evitaría la ‘momificación’. «Una regulación de los colectivos revertidos en el EBEP evitaría espejismos. Un convenio colectivo de franja ayudaría a proteger al colectivo médico. Somos los pilotos de un hospital, nos debemos plantear si un convenio colectivo en franja es la forma de adquirir esa fuerza», sentenciaba.

Reforma lenta en Uruguay

El último ponente de esta mesa fue Luis Lazarov, del Sindicato Médico del Uruguay, quien mencionaba algunos aspectos a tener en cuenta de su país, con algo más de 3 millones de habitantes y entre dos países grandes que suelen ser turbulentos. El gasto en salud es de poco más del 9% del PIB, y algo más de 6 puntos son de financiación pública. «Hicimos una reforma entre 2000 y 2010 que buscó priorizar mecanismos de más equidad respecto a lo que teníamos, una cobertura poblacional más extensa y mejorando dicha cobertura. Intentamos dar estabilidad institucional al sistema, tenemos un sector privado puntual muy desarrollado, arraigado sobre todo en ingresos medios y medios altos. La estabilidad fue parte del objetivo de esta reforma para recaudar con un criterio y reembolsarlo con otro diferente más enfocado a las necesidades, tratando en lo posible de que una amplia gama de la población tenga cierta libertad de elección. El foco queríamos ponerlo en marcar que dentro de este objetivo estaba simplificar la institucionalidad, mejorar los mecanismos de recaudación y reembolso, la calidad asistencial, con éxitos relativos, y tenemos además el Fondo Nacional de Recursos que se encarga de dar cobertura con un criterio muy diferente a lo que son actos, técnicas y fármacos de alto precio y técnicas de baja prevalencia y de alto coste», explicaba.

Soledad Iglesias y Luis Lazarov, del Sindicato Médico del Uruguay.

Añadiendo más datos, Lazarov mencionaba que Montevideo concentra alrededor de la mitad de la población del país y el resto son departamentos, y tienen una constelación importante de instituciones, ya que no son un país federal pero tienen una gran segmentación y fragmentación institucional. Esa constelación institucional diversa repercute sensiblemente para la actividad médica, puesto que lo sanitario se organiza casi en espejo a la fragmentación institucional. «Tenemos 3 unidades médicas. El Sindicato es el de mayor representación, hay una segunda de médicos en el interior y una tercera más pequeña por especialidades anestésico quirúrgicas. La representación es del sindicato pero debe oír a las otras dos gremiales y obliga a una negociación interna de forma permanente. A su vez los médicos tienen dos organizaciones no médicas, que se fragmentan a su vez en función del sistema en que negocian. La complejidad de los procesos de negociación salarial se expresa en ese crisol gremial que a su vez tiene que organizarse en hospitales públicos y hospitales privados, de ahí la sensación de los trabajadores médicos que tienen la definición de ser financiados por fondos públicos pero son contratantes por el sector privado, similar al Modelo Alzira. Es parte de una estructura que se viene solapando pero hay reformas que son de manera gradual, las transiciones son de periodos más largos de lo deseado y complican el trabajo, desde nuestro punto de vista», lamentaba.

Según su exposición, en Uruguay hay en paralelo también un número muy importante de médicos por habitante, siendo en América Latina el segundo país después de Cuba con más médicos por habitante del continente, lo que va acompañado de que no hay desempleo médico. «El médico en Uruguay en promedio en los últimos años mantiene entre tres y tres cargos y medio, hablando del pluriempleo. Desde 2012 hasta hoy se mantiene este pluriempleo con la complejidad que eso lleva aparejado. Hemos encarado el proceso de concentración de trabajo. Por 26 horas mensuales, con 3 cargos, te pueden suponer unos 4.000 euros», explicaba.

Lazarov admitía que tienen la resistencia de las Administraciones contratantes, que ellos firmaron estos acuerdos de reforma laboral en su momento porque las nuevas generaciones fueron cambiando su paradigma, y que la Medicina no es solo una profesión vocacional. «Nosotros estuvimos dispuestos a incluir en los cargos la obligatoriedad de las noches o los fines de semana de manera que puedan encontrar cierta cobertura porque nadie quería hacer guardias. Las resistencias las hemos encontrado por parte de ciertos gobiernos. Hoy tenemos entre un 15 o un 20% de médicos que podrían concentrar el trabajo, e incentivando con fondos públicos la concentración del trabajo, pero pese a todo, el proceso ha sido muy lento», concluía.

Tres puestos de trabajo en Argentina

Aprovechando la presencia también de Pablo Maciel, de la CICOP argentina, éste hizo una breve descripción del funcionamiento en su país para la cobertura a la población, con sistema público, privado, y de pagas. «Ahora estamos en la situación en que millones de personas empiezan a emigrar por la imposibilidad de pagar las prepagas al sistema de salud. Este sistema fragmentado que sigue siendo motivo de discusión tuvo una crisis importante en la última pandemia que evidenció lo que los sindicatos veníamos denunciando. Estamos en una gran fragmentación en la que intervenimos todos, y tiene que ver con la necesidad de integrar de alguna manera un poco más de nuestro sistema de salud. Esta fragmentación impone un mercado laboral también muy fragmentado, que era el multiempleo, como en Uruguay. Esto requiere un profesional que pueda cubrir 3 lugares de trabajo con modelos de contratación diferentes. Si somos autónomos no tenemos pagas, ni vacaciones, etc. Esto es lo que estamos discutiendo. En la pandemia empezamos un sistema de discusión o integración de nuestra situación. No vamos a revertir la situación salarial simplemente así, debemos negociar como sindicatos para que nuestro mercado laboral tenga una situación más saludable», sentenciaba.

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