«Si tenemos afectadas las condiciones de trabajo y el salario, el producto que es la salud no va a ser lo más eficiente»

V Conferencia Internacional de Sindicatos Médicos

Los ponentes de la mesa sobre condiciones de trabajo.

La tercera mesa de la V Conferencia Internacional de Sindicatos Médicos celebrada los días 25 y 26 de enero en Alicante organizada por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) con la colaboración de CESM CV y el Colegio Oficial de Médicos de Alicante (COMA) abordó las condiciones de trabajo, salarios, jornada laboral, guardias médicas y el derecho comparado. Moderada por Guillermo Llago, secretario técnico jurídico del Sindicato Médico CESM CV, contó con la participación de Manuel Alegre, magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana; Soledad Iglesias y Luis Lazarov, del Sindicato Médico del Uruguay y Mindi Fitz-Henley, presidenta de la Medical Doctors Association de Jamaica.

El primero en intervenir fue Manuel Alegre, del TSJ de la Comunidad Valenciana, quien además de repasar el marco legislativo de las condiciones de trabajo señaló lo que se considera tiempo de trabajo, que tiene una definición negativa, puesto que es «todo lo que no es tiempo de descanso». «Todo el tiempo de atención continuada es tiempo de trabajo, computa, con independencia de que la retribución pueda ser distinta. Una guardia presencial, lo mismo y con la misma retribución. Respecto a la guardia no presencial o localizada (que no pueden imponerse tan largas o frecuentes que puedan poner en riesgo la salud de los trabajadores), la idea clara es que todo lo que no sea tiempo de descanso es tiempo de trabajo. Significa, tal y como se ha interpretado por los tribunales, bien por el tiempo de llamadas, de obligación de respuesta, todo lo que impida a la persona organizar su vida, satisfacer intereses personales o sociales, y ese tiempo también computará como tiempo trabajado», aseguraba.

Por su parte Soledad Iglesias aseguró que las condiciones salariales determinan el producto final, que es la producción de la salud, sobre y con el paciente, por lo que «si tenemos afectadas las condiciones de trabajo y el salario, el producto no va a ser lo más eficiente«. Explicó también que en América Latina los sistemas son diferentes, y dividió su exposición en dos bloques, el laboral y el salarial.

Guillermo Llago, Soledad Iglesias, Luis Lazarov y Mindi Fitz-Henley.

Respecto al bloque laboral, los principales problemas son las deficiencias en infraestructura, con grandes dificultades sobre todo en el sector público. En el sector privado es mejor pero hay déficit en algunos lugares. Hay problemas con los recursos médicos, la distribución y el acceso a los mismos, que acaba condicionando la asistencia que se dispensa al usuario. Hay una falta de recursos humanos médicos (y otros recursos humanos que integran el personal de salud) y de distribución, a lo que se suma la emigración, de América Latina a Europa y dentro de los propios países de América Latina. «Hemos sentido ese impacto de la migración, sobre todo de nuestro país a Brasil, Argentina, Cuba, Venezuela, etc. Hay una distribución inadecuada de los recursos humanos según el territorio y según el subsector. La actividad laboral se lleva a cabo con cargos que van desde las 20 a las 48 horas semanales, que generan jornadas laborales extensas por efecto del multiempleo con los efectos negativos tanto para el trabajo médico como para el servicio que se presta. Nos criamos en que cuanto más trabajemos, mejor, y nos damos cuenta de que cuanto más trabajemos, más nos enfermaremos«, lamentaba Iglesias.

Además, señalaba las diferencias entre las relaciones laborales dependientes y las independientes, con preocupación por la precariedad de los contratos y los regímenes provisionales, en los que se plantea la necesidad de ajustarlos para mejorar las condiciones económicas al retiro y acotar los años de ejercicio.

Respecto al bloque salarial, Iglesias añadía que no existe comparación rigurosa y estricta de lo que son los salarios médicos y las características del ejercicio de la Medicina y las distintas especialidades entre sí. Cuentan con una Plataforma de Análisis Comparativo como herramienta que usan desde 2016 hasta ahora, y que refleja que hay una gran variabilidad de ingresos médicos, ya que los hay muy altos y muy bajos. Existe una percepción de que las remuneraciones son bajas, asimétricas y que en los últimos años han tenido un deterioro importante en algunos países, ya que no ha habido aumentos de salarios correspondientes.

En este sentido, aseguraba que los salarios bajos también repercuten en la generación de más multiempleo. Algunos de los cargos son de 26 horas de consulta clínica mensuales en Uruguay. «Lo que hacemos es tener 3 o 4 cargos de este tipo, vamos de un lado a otro corriendo, sin prestar mucha atención, con jornadas extenuantes, trabajando de lunes a lunes, y ese es el mecanismo que teníamos hasta la reforma para poder juntar un salario digno y poder dar sostenibilidad al sistema, y es así como nos enfermamos», criticaba.

Momento de la mesa sobre condiciones de trabajo.

Tras Iglesias tomó la palabra su compañero Luis Lazarov, quien expuso que uno de los problemas que tienen es que acuden a las negociaciones colectivas a través del sindicato médico. «Hay convenios colectivos y tenemos que ir con estrategia y algunas reivindicaciones, tiene uno que establecer criterios generales. Para nosotros es difícil fijar criterios que no vayan por un aumento que vaya ligado al aumento de la economía. En segundo plano está el problema de qué pasa con el resto de actividades, como los médicos en otros países. Cómo comparamos si los médicos ganan mejor o peor o dependiendo de qué factores», explicaba.

De ahí que en Uruguay exista el desafío de retomar el proyecto, porque hay cuestiones en las que se ha avanzado con algunos países. Por ejemplo, Argentina estuvo presente en noviembre pasado y este año esperan que sobre finales de año tengan el proceso de incorporación de información que sea comparable y les permita dar los primeros pasos, no solo respecto a la carga física de trabajo sino también la monetaria, un instrumento que les permita hacer una comparación razonable entre países. «En el caso nuestro, poder usar estos marcos referenciales para poder tomar decisiones a nivel gremial de lo que implica apoyar el crecimiento de las remuneraciones de los salarios. Nuestra voluntad es que se empiece a caminar lo antes posible», admitía.

Especial precariedad en Jamaica

Por último, Mindi Fitz-Henley, psiquiatra en salud mental comunitaria, explicaba por qué lamentablemente no habían cambiado mucho las cosas en Jamaica desde su última presentación en Berlín en 2016, con ejemplos que siguen vigentes ahora, sobre todo en cuanto a equipos obsoletos y condiciones de trabajo. Siguen estando obligados a lavarse las manos con jabón en barra antibacteriano comprado en el supermercado y cortado en trozos para que dure más, usan bolsas de basura rojas en lugar de batas quirúrgicas, tienen que utilizar tubos ET con agujeros cortados como tubos de toracostomía y operan en habitaciones con luces, aire acondicionado y calefacción que no funcionan correctamente y puertas que no cierran como deberían. Lo resumía en que el centro de salud es una gran amenaza para el personal y los pacientes, no apto para ser utilizado.

Por otro lado, aseguraba que el Ministerio de Sanidad es responsable de contratar residentes, y que el número de éstos ha aumentado sin que se haya aumentado el número de plazas, y el periodo de Senior House Officer (SHO, equivalente a los MIR) no es obligatorio salvo que se quiera trabajar en el sistema público, y no hay plazas suficientes. «En 2021, después de que el Ministerio de Salud y Bienestar nos declarara héroes, advertimos de que iba a haber una gran cantidad de SHO sin trabajo; una época en la que teníamos una escasez desesperada de personal, todos los hospitales estaban llenos y se estaban agregando hospitales de campaña. Hicimos lobby repetidamente para que los contrataran y nos dijeron que no había puestos disponibles y que no había dinero para pagarles, y al mismo tiempo ocurrió algo ilegal; nuestra asociación establece claramente que los médicos deben tener contratos de 2 a 3 años, pero a muchos se les otorgaron contratos ilegales de un año, y presionamos en los medios sin parar, lo cual llevó a que desde el ministerio se sentaran en una reunión con nosotros y nos informaron de que corregirían los contratos ilegales y nos darían 120 puestos para que nuestros SHO fueran contratados en el sistema, la primera vez que se aumentaban puestos en más de 10 años«, añadía.

Fitz-Henley mostraba las pocas diferencias en las condiciones laborales de 2016 respecto a las de 2023. Se exige que trabajen 40 horas semanales durante cada semana laboral de 7 días, aplicando tasas de pago por turnos de emergencia con respecto a las horas trabajadas que excedan las 40 horas semanales, con 14 días por año de vacaciones, 10 días de licencia departamental por año y 10 días de licencia por enfermedad en 2016. En 2023, son 15 días de vacaciones por año y se añade el permiso de paternidad, que son 14 días, con una ampliación de la baja de maternidad de hasta 60 días y se añade una licencia por adopción.

Esto significa que las especialidades trabajan los fines de semana además de las horas de trabajo «regulares» y en tareas de emergencia adicionales, es decir:

  • Lunes de 8 a.m. a 8 a.m. (servicio las 24 horas).
  • Martes de 8.00 a 16.00 (en realidad las 19.00 después de las rondas).
  • Miércoles de 8 a.m. a 16.00.
  • Jueves de 8 a.m. a 8 a.m. (servicio las 24 horas).
  • Viernes de 8 a.m. a 16.00.
  • Sábado de 8 a.m. a 8 a.m. (servicio fin de semana).
  • Domingo de 8 a.m. a 8 a.m. (servicio fin de semana)
  • Lunes de 8 a.m. a 16.00 (servicio fin de semana)

TOTAL; 120 horas.

Como se puede comprobar, en cualquier tarea de emergencia asignada no se podía dormir, comer ni ir al baño, y como se puede imaginar, esto tiene graves repercusiones para los médicos y la calidad de la atención que se puede brindar a los pacientes. Desde 2020 el Ministerio de Salud y Bienestar ha informado del aumento del 50 al 60% de los errores médicos, probablemente debido al agotamiento, el cansancio y el exceso de trabajo.

La presidenta de la Asociación jamaicana explicaba que tras varios intentos de negociación y de menosprecio por parte del ministerio en 2023, con presiones para firmar acuerdos poco beneficiosos, «creemos que están intentando deliberadamente garantizar que nuestro salario sea lo más bajo posible. Al limitar las horas extra, exigiéndonos registrar la entrada y la salida, están menospreciando nuestros servicios y aportaciones al sistema. Para poder prevenir esto, sugiero que hagamos que los cirujanos y otras especialidades que frecuentemente hacen horas extra gratis comiencen a registrar sus horas, por lo que llegarán a las 40 horas máximas el miércoles y tendrán que pagarles más del 70% más de lo que les pagan ahora. Solo así se plantearían revertirlo rápidamente», concluía Fitz-Henley.

Mindi Fitz-Henley durante su exposición.

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