El año pasado se resignaron, pero esta Navidad no lo van a tolerar. El personal sanitario del centro de salud del Cachorro no está dispuesto a quitar el árbol con sus adornos de las zonas comunes cercanas a sus puestos de trabajo y llevan desde el pasado día 4 echándole un pulso a la dirección. Ellos ponen el árbol y al día siguiente lo han quitado. Lo vuelven a instalar y, de nuevo, desaparece o aparece en un rincón. No hay instrucción por escrito ni orden verbal directa de un superior, pero lo advierte un subalterno, como sucedió en la Semana Santa de 2016 en el ambulatorio de El Greco cuando le dijeron a un celador que revisara los despachos y quitara los elementos de simbología religiosa. Todo empezó el pasado 4 de diciembre día en que un trabajador colocó un árbol de unos 60 centímetros de alto que se llevó de su propia casa. «Mira —le dijeron— me dicen de la dirección que este es un centro laico y aconfesional y que no puede haber árbol, así que lo vamos a retirar».
FUENTES: abc.es