“Una ética del entorno profesional”

Miguel Ángel García

Estudios Profesionales de CESM

Dentro del ámbito sanitario, la ética tiene amplia difusión

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Es muy posible que la ética no esté hoy de moda. A pesar, por ejemplo, del comportamiento ejemplar de una buena parte de los ciudadanos en relación a la pandemia COVID-19, todos hemos sido testigos de comportamientos absolutamente irresponsables, que ponen en riesgo no sólo la salud personal de quienes incurren en ellos, sino también de sus allegados. Pero lo llamativo no es solo eso, sino descubrir la gran difusión que tienen los mensajes que apoyan ese tipo de comportamientos, o los que cuestionan, por ejemplo, la necesidad de limitar la libertad personal para promover la seguridad de todos.

Con todo, este tipo de actitudes se producen en una época en que la ética ha alcanzado un gran desarrollo, introduciéndose en los múltiples campos de la actividad humana. No sólo en el ámbito de lo sanitario, con la aparición y consolidación de disciplinas como la bioética, la ética profesional y la ética de las organizaciones sanitarias, sino también en ámbitos ajenos, como el mundo de la empresa (con la ética empresarial y la responsabilidad corporativa como buques insignia). Sorprende, por un lado, esta proliferación de la reflexión ética y, por otro, la desvaloración social (e incluso política) que está viviendo en este momento.

Pero no hay que cejar en el intento. La ética solo pretende traer racionalidad de juicio a las múltiples situaciones en que los valores pueden estar en juego, y suelen estarlo en todos los ámbitos de la actividad humana. Por mucho que no esté de moda, por mucho que se actúe al margen de ella sigue teniendo sentido, porque la cordura ha de regresar, antes o después. Y, mientras tanto, habrá que seguir construyendo el entramado ético de nuestras actividades, y
cuestionando lo que sea necesario, para que el regreso a la cordura pueda producirse sobre terrenos con cierta firmeza.

Dentro del ámbito sanitario, como ya hemos comentado, la ética tiene amplia difusión. Se habla de ética profesional para analizar los valores en juego en la práctica de la Medicina y la manera de respetarlos y promoverlos al máximo, se habla de deontología profesional cuando algunos de los comportamientos profesionales deben enmarcarse dentro de unos límites mínimos obligatorios, y se habla de ética de las organizaciones sanitarias para analizar cómo la estructura y funcionamiento de dichas organizaciones hace posible y potencia (o, por el contrario, dificulta) el desarrollo de los valores implícitos en la asistencia sanitaria y su contexto social y cultural.

Muchos médicos percibimos, sin embargo, que algunas de estas éticas sanitarias dejan de lado al propio profesional, sus necesidades e intereses, su realidad práctica y personal, y se convierten en un entramado de exigencias que se cargan sobre su actividad y compromiso, haciéndolo difícilmente soportable en muchos casos y, además, escasamente reconocido y retribuido. No hay más que ver cómo, en estos tiempos de segunda ola de pandemia, muchas autonomías han cargado sobre los hombros de un número muy limitado de profesionales tareas ingentes y cada vez más numerosas. Y los médicos, y otros profesionales sanitarios, han comenzado a decir basta. No vale cualquier cosa dentro de la gestión de la sanidad. Y mucho menos si se realiza desde el abuso o el menosprecio de los profesionales.

Nosotros creemos que hay un ámbito sanitario que se ha quedado un tanto huérfano, un tanto descuidado, en este reciente desarrollo de la ética, y es el que podríamos considerar como “ética del entorno profesional”. Nos referimos con ello a la reflexión ética necesaria sobre la realidad del médico más allá de la relación asistencial y más acá de la estructura sanitaria en que la ejerce. Un ámbito que incluiría la necesidad de reconocer al médico como co- protagonista de la atención sanitaria, como fundamento humano imprescindible para la misma, y como ser personal dotado de necesidades, capacidades e intereses. Este es el ámbito en el que la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y sus organizaciones confederadas viene ejerciendo su labor de defensa y cuidado de los profesionales, y parece natural, por tanto, que detectada esa laguna, asumamos el desarrollo de esta reflexión ética dentro del ámbito de la Sanidad. Hablaremos de gobernanza del sistema, de cualidades humanizadoras del entramado asistencial, de necesidades e intereses de los médicos, de exigencias desmedidas, de sobrecarga asistencial… Y todo ello desde la perspectiva ética, pues con ella se enriquecerá nuestra defensa del ejercicio profesional, que en el fondo es también defensa de la calidad asistencial y del bienestar social. Y, sobre todo, garante de la mejora de la salud de los ciudadanos.

Entendemos, además, que este ámbito de reflexión no compite con los ya reconocidos y mencionados más arriba, sino que se constituye en un complemento necesario para acabar de enmarcar éticamente el ejercicio profesional. En diálogo, sobre todo constructivo, pero a veces también crítico (como también podrá ocurrir a la inversa) con el resto de éticas sanitarias, de forma que, entre todos, garanticemos un suficiente, amplio y realista fundamento ético a nuestro sistema sanitario. Y a nuestra profesión médica, con una perspectiva aún más amplia de la que ya tenemos.

Queda abierto, por tanto, este espacio de reflexión “Ética del entorno profesional”, en el que esperamos contar con las aportaciones de todos quienes estéis interesados en ello, siempre desde el respeto personal y profesional, y dentro del marco que queda más arriba definido. Cuanto más amplia sea la participación, más rica será la andadura.

Miguel Ángel García Pérez.

Médico de Familia, doctor en Medicina, máster en Bioética y Derecho. Secretario CESM de Estudios Profesionales.

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