Apreciado lector:
Ya nos encontramos inmersos en la época estival, con un ambiente muy cálido y una sensación de haber superado la fase más aguda de la pandemia por COVID. Parece que toca volver a la normalidad y eso invita a salir, viajar o compartir momentos con familiares y amigos, intentando seguir las medidas de prevención en la medida de lo posible, aunque no siempre porque esto parece que se está arreglando y no hay que exagerar. Ya se sabe que los médicos son muy exagerados e insisten en mantenerlas pero en el fondo lo que quieren es no trabajar y lo que hay que hacer es abrir de nuevo los consultorios periféricos y dejar que pueda ver a mi médico cuando yo crea que lo necesito. Además, el bicho está desapareciendo y “a mí no me va a tocar, vamos… que ya te lo digo yo”.
Pues bien… Esta actitud, aunque solo sea de unos pocos, puede tener consecuencias muy graves para muchos. Esta actitud es errónea y la más peligrosa ante la realidad que estamos viviendo.
Centrémonos, que no tenemos las cosas muy claras. La pandemia es como un tornado en el que, tras haber superado la fase teóricamente más destructiva, entramos en la zona del ojo, en la parte central del tornado, la etapa de relativa calma. No sabemos cuánto durará, pero es engañosa, silente y molesta, ya que nos obliga a mantenernos en constante alerta por lo que pueda pasar después y evitar más daños. La suerte es que, en este caso, el cierre del tornado depende de nosotros, de la capacidad de asumir nuestra responsabilidad para con los que nos rodean. El compromiso con la prevención debe ser máximo, por nuestras familias, por nuestros mayores y por aquellos a los que no conocemos y a los que podemos dañar gravemente.
Nuestros médicos de Familia y pediatras de Atención Primaria, muy conscientes de esta realidad, son los responsables en primera línea para que todo salga bien. Sin embargo, están sufriendo una campaña de desprestigio brutal por parte de algunos usuarios de los de «a mí nunca me toca» y de sindicatos de clase y profesionales que, indirectamente, les culpan de las filas de pacientes que se forman a las puertas de los centros de salud bajo el sol. Personas y organizaciones que etiquetan de “meras llamadas telefónicas” al trabajo diario que estos profesionales realizan atendiendo a 40 o 50 pacientes de forma telemática , presencial en consulta o en domicilio cuando así lo precisan, cuidándoles y protegiéndoles, en la medida de lo posible, del riesgo de contagio por COVID. Más grave es que parte de los susodichos pretendan una vuelta a la normalidad total (una normalidad preCOVID a la que, por el momento, no es posible volver) por encima de las recomendaciones de expertos e instrucciones de los directivos del Servicio Murciano de Salud.
Si bien es cierto que los centros de salud, con las debidas medidas de protección, son espacios limpios de COVID, también lo es que están incluidos en los espacios de riesgo medio-alto de contagio y pasan a ser de riesgo muy alto si no se mantienen separados los circuitos de sospecha COVID de los no COVID con el personal suficiente, algo actualmente imposible de asegurar en algunos consultorios periféricos. En un momento como este, en el que siguen apareciendo nuevos brotes distribuidos por la Región y con un futuro que no es fácilmente previsible, es necesario mantener estos centros cerrados hasta poder garantizar la seguridad de profesionales y usuarios y recuperar ya la implantación de un adecuado triaje realizado por profesionales en el acceso a los centros sanitarios.
Parémonos un momento a pensar dónde está el problema, antes de culpar a nuestros médicos. Quizá la información no llega de manera adecuada a la población o quizá no se hace una previsión y planificación de medios de transporte para aquellos que tienen que desplazarse a otros puntos asistenciales. Ambos problemas tienen solución.
Es el momento de ser constructivos y colaborar todo lo que podamos, cumpliendo con los consejos e instrucciones de los expertos sanitarios, por nuestra propia seguridad y por la de todos.
No es momento de ser destructivos, ni de presionar o señalar a los profesionales que lo están dando todo, como si aquí no pasara nada, como si no estuviéramos en el centro del tornado. No nos olvidemos de que, por desgracia, muchos sanitarios acabarán perdiendo la vida y otros la continúan arriesgando por todos nosotros.
No sé ustedes, pero yo, como usuario, respeto enormemente la labor de nuestros sanitarios y agradezco, tremendamente, que velen por mí, evitándome desplazamientos y riesgos innecesarios. Tengo la plena confianza de que, en caso de mi médico considere necesario que acuda al centro de salud, me lo indicará y me proporcionará una cita.
Como médico de familia que soy, aplaudo el trabajo de todos mis compañeros y agradezco la colaboración y la actitud responsable de esa gran parte de la población que sí está siendo ejemplar y que, con su implicación, benefician a todos, incluyendo a “esos pocos».
Cristina Sánchez Quiles
Médica de Familia
Responsable de Atención Primaria de CESM y Secretaria Técnica de Atención Primaria del Sindicato Médico de la Región de Murcia CESM