CESM exige corregir urgentemente las graves carencias en la gestión de los RR.HH. del SNS

Tomás Toranzo

Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) estamos asistiendo, con gran preocupación, al continuo crecimiento de casos y brotes de la COVID-19 en toda España y en algunas CC.AA. ya en fase de transmisión comunitaria. También lideramos el crecimiento en toda la Unión Europea. Evidentemente, algo no se está haciendo bien.

Suscribimos del principio al final los manifiestos que en los últimos días se han hecho, tanto desde la OMC, como desde las Sociedades Científicas (SEPAR, SEMI, SEIMC, SEMES, SEDAR, SEMPSPH y SEMERGEN, SEMFYC y SEMG) en los que se insta a la adopción de cuantas medidas sean necesarias para el control de la expansión de la covid-19  y hacemos énfasis en la necesidad de despolitizar la gestión de la pandemia, haciendo un llamamiento a la coordinación de medidas para combatirla y a la necesidad imperiosa de transparencia en la información.

Sobrecarga asistencial y carencia de recursos

Si importantes son las medidas necesarias para controlar la trasmisión de la enfermedad y los cambios organizativos en los centros sanitarios para afrontar con garantías la demanda asistencial que, de seguir así, puede ser similar a la de los peores días de los meses de marzo y abril pasados, más importante es, si cabe, garantizar, tanto la disponibilidad continuada de los equipos de protección necesarios para los profesionales que tienen que dar esa asistencia, como cubrir las carencias de plantillas y disponer de los refuerzos de personal precisos para limitar la sobrecarga asistencial, disminuir el estrés y proporcionar unas condiciones de trabajo adecuadas y acordes a los altos requerimientos que de ellos van a demandar los pacientes, tanto los afectados por la covid-19, como por otras patologías a los que no se puede dejar abandonados a su suerte. Y todo esto, tanto en la Atención Primaria, como en la Hospitalaria, pasando por los distintos dispositivos de Urgencias y Emergencias, y desde los profesionales más cualificados hasta el personal de formación sanitaria especializada. Tampoco hay que olvidar la coordinación con los recursos disponibles en otras redes asistenciales que pueden ser esenciales para descargar al SNS de la presión asistencial que crece día a día.

Grave deterioro del clima laboral

Los profesionales sanitarios nos hemos visto maltratados por las distintas administraciones públicas que se han limitado a exigirnos, a no protegernos adecuadamente; a recurrir continuamente a la vocación de servicio, al altruismo de las distintas profesiones sanitarias en general, y de las del médico de manera muy particular, en vez de corregir nuestras precarias condiciones de trabajo e introducir verdaderos mecanismos de motivación y reconocimiento; a no escucharnos, a hacernos trabajar con graves carencias de recursos técnicos y materiales, queriendo además hacernos, en muchos casos, responsables de las mismas. No podemos olvidar a los 61 compañeros que han fallecido en acto de servicio y a los miles que han enfermado como consecuencia directa de su trabajo.

Así, no es de extrañar el alto número de médicos que han optado por abandonar la profesión vía jubilaciones anticipadas o renunciando a las ya concedidas, lo que viene a agravar la situación previa de grave carencia de profesionales y a deteriorar más el ya de por sí enrarecido clima laboral que, si no hubiese sido por la primera ola pandémica, habría conducido a un grave conflicto laboral en estos meses pasados.

Por todo ello, si no se abordan estos problemas a la mayor brevedad posible, advertimos de que la nueva ola pandémica puede conducir al SNS a una situación crítica que lo haga colapsar ante la falta de profesionales y carencia de recursos, poniendo en peligro la salud laboral de sus profesionales y, por ende, la seguridad clínica de los pacientes.

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