CESM manifiesta su honda preocupación por el deterioro del SNS y reclama más recursos materiales y humanos

Urge evitar el creciente abandono del ejercicio profesional vía bajas, abandonos y jubilaciones

El Comité Ejecutivo de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), reunido en el día de ayer, tras un amplio debate sobre la situación en que en estos momentos se encuentra el SNS, como consecuencia de la pandemia del SARS-CoV2, quiere manifestar su honda preocupación por el deterioro que está sufriendo y que afecta a todos sus ámbitos asistenciales, tanto por lo que se refiere a los derechos de los pacientes, como a los de todos sus profesionales, en especial a los de los médicos y a la viabilidad del propio Sistema.

La reordenación de los distintos circuitos asistenciales para adaptarse a las necesidades que imponía la covid-19, en un contexto de plantillas muy ajustadas e insuficientes, sobrecarga asistencial, alta tasa de temporalidad, carencias organizativas y escasa financiación ha tensionado y puesto en evidencia las carencias de un sistema que, a pesar de todo, mantenía un alto nivel de calidad por la entrega y dedicación de sus profesionales. Además, la gestión de la pandemia se ha basado en la improvisación en la adopción de medidas y su subordinación a intereses políticos de las distintas administraciones implicadas, pero fundamentalmente las del propio Ministerio de Sanidad, lo que ha venido a agravar y complicar esas carencias previas.

Se ha gestionado marginando la opinión y la participación de los profesionales, con falta de transparencia y ocultación maliciosa de datos, lo que se ha traducido en un sentimiento creciente de desconfianza de todos los estamentos sociales, en especial del colectivo profesional que, además, era el que tenía que asumir la asistencia directa de los pacientes afectados por la covid19 y por el resto de las patologías. La falta de un grupo de expertos de reconocido prestigio que respaldase las decisiones técnicas ha hecho que la falta de credibilidad en las decisiones ministeriales se haya instalado con firmeza en la profesión y que la falta de un análisis independiente de los errores cometidos nos conduzca irremediablemente a repetirlos.

En ese caos organizativo no es de extrañar que seamos el país de Europa con mayor tasa de incidencia de la covid-19, con mayor tasa de mortalidad y en plena expansión de la pandemia lo que, desde el punto de vista asistencial, se ha traducido en un deterioro grave de la calidad en las prestaciones del SNS en el que los principales perjudicados son los pacientes y los profesionales. A ambos se les quiere hacer responsables de ese deterioro. A los pacientes, en su condición de ciudadanos, al acusarles de manera generalizada de mantener conductas supuestamente irresponsables que conducen a la propagación de la pandemia, así como de incorrecta utilización de los servicios de salud, a la vez que se les ponen trabas en la accesibilidad al primer escalón asistencial, la atención primaria. Los pacientes, a su vez, descargan su descontento e indignación, sobre todo en Atención Primaria, contra el profesional más cercano, el médico, al que hacen responsable de todos su problemas.

Por otro lado, a los médicos se les sobrecarga con tareas administrativas y burocráticas; con dobles circuitos asistenciales; se les imponen, sin medios adecuados, medidas organizativas como la asistencia telefónica (eso que eufemísticamente llaman telemedicina) que merman su capacidad asistencial y que saturan su capacidad de respuesta, a la vez que asisten indefensos a su linchamiento público. Ahí está la creciente agresividad que está padeciendo el sector. Hemos pasado, como ya advertimos, de héroes a villanos. Todo ello conduce a pensar que hay una estrategia calculada de conseguir el deterioro de la imagen pública de una profesión para así acallar y deslegitimar sus fundadas críticas a la gestión de la pandemia.

CESM quiere denunciar públicamente este cúmulo de despropósitos a la vez que reclama más recursos materiales y humanos para mejorar la detección precoz de nuevos casos, la asistencia que se merecen los pacientes, para mejorar el sistema organizativo y la coordinación entre niveles y, así, evitar el creciente abandono del ejercicio profesional vía bajas, abandonos y jubilaciones. Es urgente frenar el derribo controlado de nuestro sistema sanitario, la crispación creciente de pacientes y profesionales; de profesionalizar la gestión de la pandemia y de que la batalla política abandone el SNS, si no, pronto asistiremos, no a su derribo, sino a su desescombro.

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