La primera jornada de las Hispanolusas de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y la Federación Nacional de Médicos portuguesa abordaba el problema de la falta de médicos. Para ello, el secretario general de CESM, Gabriel del Pozo, presentaba al responsable de Estudios Profesionales de la Confederación, Miguel Ángel García, quien ha expuesto ante los presentes el reciente estudio sobre demografía médica llevado a cabo en colaboración con Sheila Justo, secretaria técnica de Médicos Jóvenes y MIR de CESM, todo ello a raíz de un informe que presentó el Ministerio de Sanidad el pasado mes de marzo y que tuvo escasa repercusión, pero donde sí se reconocía una falta de médicos actual.
Con un análisis de los datos facilitados por las organizaciones españolas y portuguesas, García ha explicado que existen factores para hacer una previsión de aquí a 2035, y que solo por uno de ellos, las necesidades asistenciales, la situación podría empeorar, ya que en la mejor de las previsiones estaríamos como actualmente, sin haber alcanzado el ansiado equilibrio. En esta línea, ha recordado la importancia de los cerca de 4.000 médicos de fuera de España que se están incorporando a nuestro sistema sanitario. «Aunque no sabemos qué pasa con ellos respecto a cuántos se quedan, qué titulaciones tienen, etc., probablemente si no llegaran estos médicos ahora mismo no podríamos mantener la talla», admitía el responsable de Estudios Profesionales.
Retomando el informe de Sanidad, se hace una proyección del número de profesionales disponibles hasta 2035 en base a un numerus clausus creciente, que alcanzaría las 8.700 plazas en ese año, y las plazas MIR de la convocatoria 2020, además de las homologaciones de títulos de especialista, las jubilaciones por edad y las defunciones. Esta proyección muestra un estancamiento en el número de profesionales para los próximos 4-5 años y un crecimiento posterior más intenso una vez se supere el pico de jubilaciones que estamos atravesando. Además, preguntando a expertos éstos estiman un déficit actual de 5.000 médicos, que aumentará hasta los 9.000 en 2028 (por el incremento de necesidades sin crecimiento paralelo de profesionales) y se recuperará progresivamente hasta desaparecer al final del periodo analizado. En esta línea de previsiones de futuro, las especialidades más deficitarias serían Medicina de Familia, Anestesiología y Reanimación, Geriatría, Psiquiatría y Radiodiagnóstico.
Confirmación del déficit de profesionales
García señalaba que el informe de Sanidad plantea la necesidad de tener en cuenta el incremento de necesidades asistenciales que produce el progresivo envejecimiento de la población pero no lo integra en su modelo matemático, por lo que a partir del informe del grupo de trabajo sobre el Cálculo de la Población Ajustada del Ministerio de Hacienda sí se puede hacer una aproximación a ese incremento de necesidades desde la perspectiva del gasto sanitario por grupo de edad. «Aplicando tres de los indicadores del informe -gasto en consultas en Atención Primaria, gasto en hospitalización y gasto total- se originan tres escenarios de déficit debido al incremento de necesidades, según los cuales en 2028 podríamos precisar entre cuatro y once mil especialistas adicionales«, explicaba para confirmar el déficit previsto por el ministerio. Si se aplican retrospectivamente esos indicadores puede verse que el crecimiento de la disponibilidad de médicos de la que se hablaba al principio es relativo, y que incluso podría haber llegado a ser un decrecimiento real en relación al incremento de necesidades asistenciales.
Por tanto, ante la mencionada falta de médicos el estudio se plantea posibles opciones, que pueden ir desde incrementar la producción de médicos (aumentar la oferta pregrado o las plazas de Formación Sanitaria Especializada) hasta hacerlo respecto a la recaptación de los mismos (buscar el regreso de médicos que se hayan marchado al extranjero o abandonado la población o incorporar médicos extranjeros).
«Se hace imprescindible desarrollar medidas que reduzcan el déficit previsto si no queremos vernos en un escenario de recorte de servicios o de gran precariedad asistencial, y para ello es necesario mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales, haciendo de la asistencia sanitaria española un escenario atractivo para los profesionales que garantice su permanencia», exponía García. En esta línea, «podemos promover la recuperación de profesionales que hayan emigrado o abandonado la profesión, o la acogida de profesionales extranjeros con la titulación adecuada y programas de acogida bien definidos». Sin embargo, la ampliación de plazas de facultad no aportaría nada en el plazo necesario, a diferencia de la ampliación de plazas MIR, y podría complicar la situación al final del periodo analizado.
Por todo ello, concluía el responsable de Estudios Profesionales, es necesaria la colaboración de la Administración, profesionales y ciudadanos para dar una solución racional a la situación a la que nos estamos enfrentando con la responsabilidad de todos y la adopción de una estrategia múltiple que no apueste únicamente por una línea de actuación.
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