La primera mesa de la V Conferencia Internacional de Sindicatos Médicos celebrada en Alicante los días 25 y 26 de enero organizada por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) en colaboración con CESM CV y el Colegio Oficial de Médicos de Alicante abordó la Salud Laboral, el burn out y la violencia en el ámbito médico. Moderada por José Santos, presidente del European Council of Medical Orders (CEOM), contó con la participación de María Jesús Hernando, de la aseguradora Relyens España, Pablo Maciel, del CICOP argentino y de Jorge Curiel, secretario técnico de Salud Laboral de CESM.
En su primera intervención, y como presidente de CEOM, José Santos quiso enfatizar la importancia de que se hablara de violencia contra los profesionales, un fenómeno global que ha sufrido un enorme aumento en el número de agresiones individuales y físicas. «Todos los médicos y otros profesionales de la salud tienen derecho a trabajar en un entorno seguro y sin amenazas de violencia física ni psicológica, es un principio básico e incuestionable. Debemos enfatizar la importancia de alentar a los médicos a denunciar actos de violencia sufridos, hay que exigir tolerancia cero ante cualquier tipo de violencia. Debemos promover e implementar programas de prevención de la violencia y de cumplimiento de las leyes relativas a la violencia y considerarlos como delitos graves y prioritarios. También promover y apoyar a los médicos y sus familias en el tratamiento de la violencia y el burn out, y que éste se considere como un tipo de violencia sociopsicológica y una forma en sí mismo de violencia», explicaba.
Por su parte María Jesús Hernando aportó la experiencia de la aseguradora, destacando algunos avances en los últimos años como la creación de la figura del interlocutor policial sanitario y señalando que la mayoría de denuncias son por agresión verbal, algunas por agresiones físicas, por agresiones por amenazas y coacción y también por difamación en redes sociales, poniendo ejemplos de 3 sentencias. «Lo que hacemos es formar al personal sanitario ante este tipo de incidentes, asesoramos para intentar aminorar esta lacra que va aumentando progresivamente. Velar por la seguridad de los profesionales sanitarios no debe hacerse a posteriori, debe ser algo a priori«, afirmaba.
Pablo Maciel quiso aprovechar su intervención para exponer las conclusiones de la primera Conferencia Latinoamericana en Buenos Aires, afirmando que es un denominador común que se está viendo un incremento de la violencia a nivel general, con sociedades cada vez más violentas que generan un fuerte impacto físico, psicológico y emocional en los trabajadores, y la violencia en el ámbito laboral se ha transformado en una de las principales preocupaciones de los médicos. «Faltan políticas de protección por parte del Estado, tanto en prevención como en el abordaje de las víctimas, ya sea de trabajadores, profesionales o pacientes. El número de casos de burn out ha crecido tanto en profesionales como en estudiantes, pues desde el inicio tienen una enorme carga de estrés. La mayoría de países de la región no tienen protocolos oficiales para la atención del burn out, en la mayoría de los casos somos las asociaciones gremiales las que desarrollamos protocolos, las que ayudamos a las víctimas para acompañar a los compañeros», lamentaba.
Maciel también comentó los resultados de una investigación llevaba a cabo en la ciudad de La Plata, en la que casi el 70% de personas que trabajan en hospitales públicos sufrió en algún momento una situación violenta. Sobre la preocupación acerca del tema, hay un 74% que lo sitúa en un lugar central en las agendas. Enfermería recibe mayormente la violencia física, y aunque se simplifica un poco el tema, la violencia psicológica ocupa el 57% y es la que más problemas conlleva. Además, el 9% de quienes son víctimas consulta a un profesional en salud mental, y los residentes son el sector más afectado y preocupado, algo que tiene que ver con varios motivos, como que ocupan lugares de trinchera en las guardias generales y a la vez tienen una percepción diferente de la violencia, ya que décadas atrás quizás se naturalizaba pero ahora lo identifican y lo expresan.
Según la comparativa, el sector público está mucho más afectado tanto por la violencia física como la psicológica y el déficit de infraestructura. Las mujeres son quienes reciben mayormente la violencia y solo al preguntar por la alteración del sueño la cifra es mayor en varones. En la violencia psicológica e interna, es mucho más frecuente en mujeres y ahí además está enmascarada la violencia de género.
«Hemos conseguido que tanto la OMS como la OIT reconozcan la violencia como obstáculo en la tarea de garantizar la calidad de los servicios públicos en la atención de la salud. Debemos exigir la protección integral de los trabajadores y de los usuarios de la salud con la implementación de protocolos de actuación en lo referente a eventos de violencia», sentenciaba.
¿Cómo actuar?
Por último intervino Jorge Curiel, quien enfatizó que «que no nos agredan es un derecho, el burn out no puede ser algo normal. Hay normativas internacionales (OIT, OMS) que reconocen la salud laboral y han determinado que el burn out es un factor de riesgo y ahora que es enfermedad profesional dio un plazo de 18 meses para tomar medidas. En España aún estamos esperando. Tenemos que reivindicar nuestro derecho. Está en la Constitución, en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, la salud es un derecho del trabajador pero también una obligación del empresario«.
Trayendo a colación la pregunta del examen MIR que señalaba un posible trastorno de personalidad en un médico sobrecargado, Curiel explicaba que lo que no se está midiendo son «las condiciones que nos llevan a eso, y es porque la persona lo tiene asumido, es un síndrome de Estocolmo que nos tenemos que tratar. Somos un colectivo desunido, hasta entendemos que nos maltraten. Los servicios de salud de prevención de riesgos casi no atienden a médicos, no somos conscientes y creemos que es normal pasar lo que estamos pasando, pero esto se tiene que acabar y la única manera es que los sindicatos hagamos nuestro trabajo», recordaba.
El responsable de Salud Laboral de CESM hacía hincapié en la violencia interna, aquella producida por la propia institución, la mala organización, la mala planificación, las amenazas o los chantajes «que todos hemos sufrido. Desde que entramos a la facultad empiezas a sufrir esas amenazas. ‘Como no tragues lo que te estoy diciendo esto tendrá repercusiones sobre tus progresiones laborales’, por ejemplo. Los mandos muchas veces no se eligen por su capacidad científica o profesional, sino porque van a hacer lo que les digan y van a pasar por encima de nosotros. Tenemos un Observatorio de la Violencia pero de la violencia externa, pero ¿si el que me maltrata es el jefe de mi Servicio, mi Administración? Ahí tenemos que actuar los sindicatos porque si no nadie más lo va a hacer. Al final dos grupos que debían estar unidos, que son médicos y pacientes, están enfrentados», lamentaba.
Ante esta situación, Curiel recordaba que como sindicato, y teniendo la ley a su favor, solo hay que obligar a su cumplimiento, no negociar la ley. Y esto se hace con tres tipos de prevención:
- Primaria; evaluación de la propia organización. Evaluación de riesgos integral del puesto de trabajo. Información y formación. Declaración de incidentes laborales. Solicitud de adaptación del puesto de trabajo. Implantación de medidas preventivas, seguimiento y evaluación de las mismas. Denuncias a la Inspección de Trabajo.
- Secundaria; vigilancia de la salud inicial y periódica. Declaración de accidentes laborales y enfermedades profesionales. Implantación de medidas correctoras, seguimiento y evaluación de las mismas. Adaptación o cambio del puesto de trabajo. Determinación de contingencia. Denuncias a Inspección de Trabajo. Demandas judiciales.
- Terciaria; evaluación periódica del puesto de trabajo y adaptación del mismo. Programas de rehabilitación e inserción laboral. Reclamación de indemnizaciones.
Para todo esto, Curiel explicaba cuál es el procedimiento, para que los compañeros sean conscientes de que tienen derecho a la protección a la salud:
- Solicitud individualizada por cada profesional. Solicitud presentada al delegado provincial.
- Comunicación de incidentes/accidentes.
- Denuncia a la Inspección de Trabajo.
- Solicitud de adaptación del puesto de trabajo. El trabajo se tiene que adaptar al trabajador.
- Declaración de accidente de trabajo con baja. «Tenemos que tener claro que los médicos tenemos que irnos cuando nos está afectando a la salud, y no vuelves si eso no está arreglado. Si nos vamos todos pues nos vamos todos, porque si lo vamos a hacer mal, no lo hacemos», decía.
- Demanda judicial por incumplimiento de las obligaciones en materia de prevención de riesgos y el deber de protección eficaz de la salud. Determinación de contingencia, recargo de prestaciones, indemnización y determinación de responsabilidades civiles y penales e imposición de medidas cautelares y de prevención.