El Sindicato Médico Catalán (Simecat) ha emitido un comunicado en el que muestra su preocupación por la situación que se vive en la sanidad respecto al uso del catalán y defiende cuáles son sus propuestas a este respecto.
«En los últimos años algunas entidades han realizado denuncias contra personal sanitario por el hecho de no hablar catalán en la consulta. Además, se han efectuado acosos, escraches y despidos por igual motivo.
SIMECAT CESM denuncia y condena todas estas acciones intimidatorias y exige su cese por libertad (incluida la libertad de ejercicio profesional) y justicia.
El pasado 5 de agosto, el anterior consejero de Salud presentó un nuevo plan para obligar al uso del catalán entre los profesionales sanitarios. La justificación del mismo es que se ha producido un retroceso en su uso en el ámbito sanitario. Basa esta obligatoriedad en dos encuestas, realizadas una en 2020 (Estudio ULAS) y otra en 2023. La primera en plena pandemia y ambas patrocinadas por entidades para nada imparciales.
A partir de estas encuestas, el Departamento de Salud ha elaborado el “Plan para garantizar el conocimiento y uso del catalán en el sistema público de salud de Cataluña 2023-2024”. El documento consta de 79 páginas y propone 25 objetivos específicos con 33 acciones para llevarlos a cabo.
El plan arranca con un presupuesto de algo más de 2 millones de euros y conlleva la contratación de 12 personas (1 coordinador, 10 expertos en política lingüística y 1 personal administrativo). Asimismo, prevé la designación por parte de las entidades proveedoras de un “referente lingüístico” que se encargará de facilitar su implementación y seguimiento en cada entidad y la recuperación de la figura del “técnico de planificación lingüística” en cada territorio, para trabajos de asesoramiento, dinamización y acogida a nuevos profesionales. Además, se continuará con la oferta de cursos de catalán en horario laboral (100 horas lectivas).
Otros dos aspectos de ese Plan llaman poderosamente la atención: el primero hace referencia a los centros sanitarios que están ligados al SISCAT, los cuales deberán aprobar un documento que defina cuál es su política lingüística. En este documento, la organización ha de describir cuáles son sus principios, valores y compromisos desde el punto de vista lingüístico. El segundo se refiere a las condiciones de acreditación de los centros de salud catalanes para las que se propone incorporar requerimientos lingüísticos en la apertura, acreditación e inspección de estos.
Vistos los antecedentes y tras valorar el plan presentado por el Departamento de Salud, SIMECAT CESM quiere manifestar lo siguiente:
- Ante la gravísima falta de médicos nos parece un despropósito intimidar con amenazas y exigencias disparatadas sobre el uso del catalán, olvidando que el castellano es lengua propia y legal en nuestra comunidad.
- Todo ello supone una limitación de la libertad, del profesional y del paciente. Imposición que además se convierte de hecho en una barrera para el acceso de médicos de otras regiones a la sanidad pública catalana ya deficitaria.
- La creación de referentes, técnicos y comisiones, la elaboración de planes y la formación en lengua catalana, todo ello en horario laboral, va a suponer sin lugar a duda un menoscabo en el tiempo dedicado a atender a los pacientes además de una reducción de la necesaria formación médica continuada.
- El documento prevé que el Departamento de Salud organice pruebas para la obtención de los distintos títulos de nivel de conocimiento del catalán. Ello nos hace temer que en las futuras oposiciones dicho conocimiento será considerado como requisito y no como mérito. La postura de SIMECAT CESM es muy clara: queremos que pase de requisito a mérito.
- Algunas ONG piden al Gobierno de la Generalidad que exija la obligatoriedad de conocer y usar el catalán y que se apliquen sanciones a quien no cumpla con esa condición. Confiamos que el nuevo Gobierno no claudique ante tal petición, aunque la creación de una nueva consejería de Política Lingüística nos hace temer lo peor.
En SIMECAT CESM pensamos que la sanidad catalana tiene otros problemas mucho más graves que el tema lingüístico, hinchado por motivos claramente políticos y partidistas. Las escandalosas listas de espera; la falta de personal que potencia unas condiciones laborales indignas; la cantidad ingente de planes y protocolos a realizar, sobre todo en Atención Primaria, que lastran la actividad en los CAPs; los bajos salarios en comparación con otras comunidades autónomas y ya no digamos con países europeos de nuestro entorno, etc. y que acaban provocando un burnout del personal sanitario (estimado en un 50% en Cataluña). Todo ello debería ser abordado con la máxima urgencia y con superior interés al que se pone en el tema del catalán. Nuestra opinión es que con la actual oferta de cursos de catalán basta para mejorar el conocimiento de la lengua catalana y se pude prescindir del resto de acciones.
Salvo para algunos fanáticos, estamos convencidos de que lo que desean la mayoría de los profesionales es poder ofrecer una atención sanitaria de calidad y en las mejores condiciones posibles, ya sea en catalán como en castellano, sin cortapisas y sin imposiciones, pensando siempre en el bienestar de los pacientes. Asimismo, pensamos que los pacientes desean la mejor atención médica posible, bien sea en catalán o en castellano. Rechazamos todo tipo de condicionantes, incluidos los lingüísticos. Con la salud de la población no se juega y ésta debe estar por encima de la lucha política.