Como recientemente señalaba el secretario general de CESM, Gabriel del Pozo, acabamos 2023 prácticamente en blanco y esperamos que 2024 sea, desde el punto de vista sindical, mucho más fructífero. Asuntos pendientes y nuevos retos así lo demandan, y ganas y disposición no nos faltan.
La modificación del Estatuto Marco (EM) iniciada en 2022 con los cambios en los sistemas de clasificación del personal, con el objetivo de disminuir la temporalidad, de momento, no han surtido los efectos deseados y mucho nos tememos que va a haber serias dificultades para conseguirlo. Todo ello sin dejar de denunciar las infracciones que en este sentido se están produciendo en los distintos servicios de salud con los contratos temporales. Es por ello por lo que el objetivo de dejar la temporalidad por debajo del 8% sigue siendo un gran reto en el que deberemos emplearnos a fondo, exigiendo, por un lado, la máxima diligencia en la resolución de la OPE extraordinaria de consolidación y de las convocatorias periódicas, tanto de los procesos selectivos ordinarios, como de los preceptivos concursos de traslados, sin olvidarnos de la abolición de las tasas de reposición y, por el otro, el cumplimiento escrupuloso de los previsto en el artículo 9 y siguientes del EM en los que respecta a los distintos tipos de contratación temporal y en la depuración de responsabilidades por su infracción. En este asunto, aunque la gestión de personal corresponde a los respectivos servicios de salud, la Comisión de Recursos Humanos, que no olvidemos preside la ministra de Sanidad, tiene la obligación legal de hacer un seguimiento de esta cuestión y velar por su cumplimiento.
Pero la actualización del EM no tiene que quedarse solo en esto, tiene pendiente su actualización completa, algo que se intentó el año pasado en el Ámbito de Negociación y donde CESM planteó la necesidad de un estatuto específico para nuestro colectivo, dadas las características que rodean su ejercicio profesional y la responsabilidad que se asume. Esa demanda fue rechazada por el resto de los sindicatos allí presentes. Por eso, si esto no es posible, en cualquier caso, será necesaria una consideración diferenciada del médico en el EM, de forma que contemplen de manera diferente sus peculiaridades, entre las que queremos destacar las referidas a su sistema de clasificación en función de la formación académica de nuestra profesión (master) y a la responsabilidad inherente al ejercicio profesional; las retribuciones para hacerlas mas acordes a las de nuestro entorno europeo; la regulación de la jornada laboral que contemple adecuadamente, tanto la duración de la jornada ordinaria, y su distribución, como el descanso semanal y el descanso diario tras la realización de las denominadas guardias médicas, con la correspondiente minoración de la jornada ordinaria, y la regulación de las guardias tanto de presencia física como de localización, tanto en su duración, actividad y retribución, sin dejar de lado la consideración fiscal especial que esta actividad extraordinaria, y obligatoria actualmente, debería conllevar.
También en la actualización del EM se debe abordar una nueva regulación de la carrera profesional, haciéndola mas atractiva y motivadora, con mejores sistemas de evaluación, iniciando su trayectoria en la formación especializada e introduciendo nuevos niveles para que su desarrollo abarque prácticamente toda la vida profesional. La carrera profesional no hay que confundirla con el desarrollo profesional y las medidas que se quieren introducir de evaluación de la competencia, que deberán tener la correspondiente compensación laboral y profesional, para lo que, además, será necesario disponer de los medios y el tiempo suficiente para la formación continuada y la investigación.
A ello hay que añadir, previo reconocimiento de la Medicina como profesión de riego, la implantación de lo que desde hace años venimos denominando jubilación flexible, que no es otra cosa más que permitir una jubilación voluntaria anticipada sin merma económica o la posibilidad de alargar voluntariamente la jubilación con los correspondientes incentivos, previa evaluación de capacidad funcional para el correcto desempeño profesional, o la jubilación parcial.
En este sentido tenemos una asignatura pendiente que no es otra más que la salud laboral, para lo que es necesario potenciar los servicios de prevención de riesgos laborales en lo que se refiere a la prevención y valoración del riesgo psicosocial que lleva aparejado nuestra profesión y el modelo organizativo que padecemos; la situación actual la podemos calificar de alarmante, sobre todo por el enmascaramiento que de este problema hacen las distintas administraciones y, en demasiadas ocasiones, su negación en entornos profesionales.
El objetivo final es conseguir un ejercicio profesional saludable, lo que pasa por compatibilizar las cargas de trabajo con la calidad asistencial, la seguridad clínica de los pacientes y la conciliación de la vida familiar, laboral y profesional. Para ello, también es necesario una actualización de las plantillas orgánicas de los centros sanitarios y más en un momento de graves dificultades para encontrar profesionales para determinados puestos de trabajo, en especial en Atención Primaria y en muchas de las especialidades hospitalarias. Para resolver este problema es necesario atraer y fidelizar a los profesionales a nuestro SNS con políticas que mejoren las condiciones laborales; que establezcan incentivos para las denominadas zonas de difícil y muy difícil cobertura; que introduzcan cambios organizativos que aumenten la eficiencia del ejercicio profesional y que desechen la tendencia fácil y oportunista de traspasar competencias específicas medicas a otras profesiones sanitarias. Además, se habrán de poner los medios necesarios para logar, sin merma del rigor, una agilización en la homologación de títulos extracomunitarios.
Y es que esta carencia de profesionales está propiciando que, sobre todo en Atención Primaria, se esté recurriendo a la contratación de médicos sin la preceptiva especialización en Medicina Familiar y Comunitaria, lo que supone un claro deterioro de la calidad asistencial, una ruptura de la equidad en las prestaciones sanitarias a los ciudadanos y un desprestigio de esta especialidad (solo hay que ver el incremento de renuncias y plazas vacantes en la elección MIR de los últimos años), situación en la que nuevamente el Ministerio de Sanidad se está poniendo de perfil, lo que nos obligará a denunciar esta forma de proceder, por vulneración de las normativas comunitarias, ante las instituciones europeas.
En línea con lo anterior en urgente reforzar la Formación Sanitaria Especializada como elemento fundamental de la calidad asistencial y de la planificación sanitaria, dimensionado la oferta anual de plazas MIR en consonancia con las necesidades de especialistas y la capacidad docente del SNS, lo que pasa por mejorar tanto el sistema de selección de plazas, garantizando su gestión centralizada, como mejorando los recursos y medios materiales y humanos -tutores y demás figuras docentes- de las distintas unidades docentes, sin olvidar la actualización, también necesaria, de los reales decretos de aspectos formativos y laborales de la Formación Sanitaria Especializada.
Y, por último, y no por ello menos importante, redoblaremos las acciones necesarias para recuperar el recorte en la paga extra que introdujo el entonces presidente Zapatero en 2012, único recorte aún pendiente de recuperar, tanto en el sistema sanitario, como en el resto de la función pública, y que afecta de manera especial a todo nuestro colectivo profesional, para el que supone un agravio inasumible en el momento actual.
Pero no solo tenemos tarea pendiente en el plano laboral. También en el profesional tenemos retos, muchos de los cuales abordaremos juntamente con el Foro de la Profesión Médica de España del que formamos parte. Entre ellos destacamos las acciones necesarias para garantizar la sostenibilidad de nuestro SNS, la calidad, la accesibilidad y la equidad, para lo que es necesario, entre otras medidas, mejorar la financiación (claramente insuficiente en el momento actual) y utilizar todos los recursos necesarios para combatir eficazmente las listas de espera, la actualización de la cartera de servicios, el acceso temprano a la innovación tecnológica y terapéutica, para así dar respuesta a las necesidades reales de los ciudadanos.
Para conseguir todo esto tenemos que reforzar y consolidar el liderazgo médico en la gestión clínica de todo el proceso asistencial. En este objetivo, es preciso que, por los distintos responsables de las administraciones sanitarias, nacionales y autonómicas, se tome conciencia de la importancia que tiene el que los puestos de gestión clínica se provean por el sistema de méritos, con evaluación del desempeño, y se evite la libre designación como típicos puestos de confianza, como mecanismo para garantizar la independencia profesional y la excelencia clínica, de lo que los principales beneficiados serán los pacientes.
Y hay un requisito, una conditio sine qua non, que es que los nuevos responsables ministeriales tengan la sensibilidad necesaria para facilitar la interlocución con CESM, comunicación bastante precaria con los últimos que ocuparon esos cargos, lo que nos ha hecho en muchos casos prescindir de la negociación para recurrir a otros mecanismos menos deseables. Baste de ejemplo la penosa situación de la sanidad en Ceuta y Melilla cuya gestión depende directamente del ministerio a través de INGESA. Esperemos que, como señal de nuevos tiempos, empiece a resolverse a la mayor brevedad, para ello nosotros pondremos todos los medios.
Como se ve, son muchos e importantes los retos y objetivos a los que nos enfrentamos este año que ahora comienza, a los que, además de los retos de los sindicatos que forman parte de nuestra organización en su respectivo ámbito autonómico, hay que añadir un reto interno. Es año de congreso en CESM y habrá un nueva Comisión Permanente, con cambios, al menos, en la Presidencia y en la Secretaría General. Este reto, que solo depende de nosotros, esperamos resolverlo adecuadamente, con consenso entre todos los sindicatos miembros de CESM, de manera que sirva de impulso y revitalización de nuestra larga y fructífera trayectoria sindical. Mimbres para ello no nos faltan.
Con todo lo anterior, aprovecho para desearos a todos Feliz Año Nuevo, que entre todos consigamos los objetivos marcados y que en el balance de 2024 sean logros lo que relatemos.