Esta semana está siendo noticia la intencionada dimisión de los coordinadores de los distintos equipos de Atención Primaria del Área VII de salud que, finalmente, no ha llegado a producirse tras ser llamados y escuchados por el gerente del Servicio Murciano de Salud. Resultaría llamativo un acto de esta envergadura si la situación de la Atención Primaria fuese la adecuada a estas circunstancias en las que nos encontramos por la desescalada tras la pandemia por el coronavirus. Sin embargo, esta manifestación de malestar era de esperar y necesaria ante la situación real que los Médicos de familia y Pediatras de Atención Primaria están soportando, pues, ante la ausencia de instrucciones acordes en las distintas Áreas de salud y que se correspondan con las exigidas por el propio Servicio Murciano de Salud, estos profesionales están viendo peligrar todo el trabajo hecho hasta ahora para contener y controlar dicha pandemia.
Según la Organización Mundial de la Salud -OMS- (que tanto nos advirtió de lo que se nos venía encima) vamos entrando en fases de desescalada tras la primera ola de infección del Covid-19 y según la OMS (que nos continúa advirtiendo), no debemos olvidar que son momentos de gran incertidumbre y no podemos dar nada por sentado y, en esta línea, estos compañeros intentan desarrollar su labor y, para ello, deben cumplirse una serie de criterios en todos los servicios sanitario dotándolos de lo necesario ahora y en previsión de lo que pueda pasar.
Como médico de Familia, en la parte que me afecta y como representante sindical de mis compañeros de Atención Primaria les transmito que, desde que se anunció el papel de la Atención Primaria en la desescalada y la inversión de dinero para reforzarla, lo primero destaca por no permitir la capacidad de gestión por parte de los profesionales de los equipos de Atención Primaria (EAP) y, lo segundo, se está haciendo esperar.
Desde el Servicio Murciano de Salud se anunció, a los Equipos de Atención Primaria, el inicio de la desescalada con unas medidas dirigidas a asegurar la protección de los profesionales y de la población y a garantizar la accesibilidad a los centros de salud, evitando aglomeraciones, asistiendo las demandas intercalando consultas telefónicas, telemáticas y videoconsultas con consultas presenciales distanciadas en el tiempo para evitar aglomeración en las salas de espera y manteniendo dos circuitos diferenciados de atención a pacientes con sospecha de infección Covid por medio de un triaje realizado por un profesional con conocimiento adecuado para ello. Todo esto combinado con detección de casos y seguimiento de los mismos y de sus contactos, domicilios Covid y no Covid, apoyo a las residencias… numerosas actividades que ya van siendo inasumibles.
Pero la realidad que se está viviendo en los Equipos de Atención Primaria es muy distinta: más competencias, aumento del déficit de plantilla, sensación de falta de supervisión por parte del SMS para asegurar que se dota a los EAP de las herramientas necesarias, agendas no adaptadas a lo que se exige con imposibilidad de gestionar el acceso a consultas presenciales, pacientes citados cada seis minutos que acuden por cualquier motivo asumiendo un riesgo innecesario, retirada de las ambulancias para asistir a domicilios Covid e instrucciones para hacerlo en vehículos propios, dotándolos de material desechable, plásticos y geles (lo cual resulta totalmente incongruente, pues o no hay riesgo o lo hay y se precisan los medios adecuados), y apertura de los consultorios, muchos de los cuales no pueden cumplir el doble circuito. En resumen, una desescalada no bien controlada y sin capacidad de gestión por parte de los EAP, lo cual debería ser imprescindible, pues nadie mejor que ellos para controlar a su población y además, sería la forma adecuada de proteger bien a profesionales y a usuarios. Por todo esto y ante el peligro de que se elimine la única herramienta que les queda, que es el triaje del acceso al centro de salud, se han plantado. Todo este caos y riesgo recae, además, sobre unos médicos de Familia y pediatras agotados por el esfuerzo físico y mental realizado durante estos meses, el cual aún no ha sido compensado y esperemos que cuando lo sea, los responsables estén a la altura, pues si hay algo que todos tenemos claro es su merecida recompensa.
Profesionales que, al límite de su paciencia, se sienten engañados ante noticias que no encajan con la realidad, que han presentado propuestas muy lógicas y han sido rechazadas. Profesionales que no pueden organizar sus vacaciones ni su conciliación familiar cuando más lo necesitan. Como alguno me ha transmitido, han perdido la ilusión por su trabajo y han dejado de creer en el sistema.
Por todo esto es necesario que el SMS les escuche y haga participes de las decisiones que se toman y evitar así llegar a situaciones de crispación. Que el SMS conozca de primera mano la verdadera situación de los profesionales de la Atención Primaria, que están tratando de ejercer con muy pocos medios su prioridad, que es la de proteger a la población y protegerse ellos mismos. Dótenla de todo lo que necesita, al igual que deben hacer con el resto de servicios sanitarios porque, si no es así, corremos el riesgo de echar por tierra todo lo logrado hasta ahora.
Artículo elaborado por la secretaria técnica de Atención Primaria, delegada de Atención Primaria en el área IX de salud de Murcia y médica de Familia, Cristina Sánchez Quiles.