«¿Acaso no somos los médicos trabajadores como el resto?»

Carta abierta a la ministra

CESM

Carta abierta a Yolanda Díaz

Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social.

Estimada ministra de Trabajo y Economía Social, señora Díaz:

Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) nos han sorprendido sus últimas declaraciones respecto a los horarios de trabajo nocturno con sentimientos encontrados, ya que por un lado nos congratulamos de ellas, y por otro nos decepciona profundamente que olvide a un importante colectivo de trabajadores, en concreto a los médicos. Nos congratula ver que se preocupa por los trabajadores nocturnos y de su imposibilidad de conciliar, además de que el horario de los trabajadores no se alargue a más de determinadas horas y el derecho a que no se les pueda obligar a hacer horas extra. Sin embargo, nos sentimos muy decepcionados porque usted, señora Díaz, olvide que la Administración, de la que usted forma parte, es la empresa de muchos millones de trabajadores públicos, y entre ellos también estamos los médicos. Sin duda usted argumentará que las competencias en materia de Sanidad las tienen las comunidades autónomas, olvidándose de que la legislación más básica depende del Estado, y en este momento actual, del Gobierno al que usted pertenece.

Sra. Díaz, los centros sanitarios no es que abran hasta las 2 o las 3 de la madrugada, sino que, por su naturaleza, están abiertos las 24 horas al día los 365 días al año, como no puede ser de otra forma. Sra. Díaz, es de todos conocido que mientras el resto de las categorías profesionales tienen turnos, de 8 o 12 horas, los médicos realizamos jornadas de hasta 24 horas, jornadas que además son obligatorias, que no las elige el médico y, como seguro coincidirá con nosotros, son un grave problema para la conciliación familiar y para nuestra propia salud. Nos referimos a las guardias médicas.

Sra. ministra, somos conscientes de los peligros añadidos que supone el trabajo nocturno, como hemos denunciado en muchas ocasiones, peligros que usted misma reconoce, pero en nuestro caso al riesgo del trabajo nocturno se le añaden los riesgos que conlleva una jornada maratoniana de 24 horas sin descanso, algo que ustedes mantienen sin cambios y que parece importarles poco.

Nos encontramos además con que, siendo trabajadores nocturnos, con los riesgos que eso ya de por sí conlleva, unido al hecho de que el ejercicio de la Medicina tiene un riesgo inherente, tanto para el médico como para el paciente, conllevan que nuestra profesión debería ser considerada como profesión de riesgo y, por tanto, debería dar lugar a que los médicos de forma voluntaria pudieran tener derecho a una jubilación flexible, que incluyera el derecho como tienen otras profesiones a una jubilación anticipada. Sin embargo, y a pesar de ser una demanda justa, su Gobierno se niega a concederla. Es más, esas jornadas de 24 o 17 horas que hacemos, con trabajo fuera de la jornada ordinaria, ni siquiera se tienen en cuenta cuando nos jubilamos, y eso que en 30 años un médico trabaja el equivalente a 40 años de cualquier otro trabajador.

Otro hecho que la Administración a la que usted pertenece incumple sistemáticamente es en lo referido a las horas extra. Este tipo de horas, que todo trabajador tiene limitadas a 80 al año como máximo, según el Estatuto de los Trabajadores, en el caso de los médicos parece que no cuentan con ese límite. A un médico se le exige la jornada máxima que marcan las Directivas europeas, de 48 horas semanales en cómputo semestral, mientras que, a los demás sanitarios, sin ir más lejos, se les pide 35 o 37,5 horas, dependiendo de la comunidad autónoma. Estas 48 horas semanales, como son en cómputo semestral, se convierten en que “por necesidades del servicio” -o eso dicen-, finalmente las horas semanales que hacen los médicos son 80, 90, 100, o las que hagan falta, porque nadie de la Administración vela por que esta jornada no se sobrepase, sino que por el contrario exigen más y más horas al médico, y las “necesidades del servicio” son en realidad las exiguas plantillas médicas, que son deficitarias de forma crónica.

Curiosamente en nuestro caso, Sra. Díaz, a la jornada ordinaria que tenemos como el resto de los empleados públicos tenemos que añadir lo que en cualquier trabajo son horas extra, pero que para los médicos se llama jornada complementaria, y que según el Estatuto Marco no se pueden considerar horas extra, lo que implica que no sólo no cobramos estas horas a mayor precio que la hora ordinaria, sino que encima las cobramos por debajo de la hora ordinaria, aunque se hagan en festivo y de noche, y al no ser consideradas como horas extra no tienen el límite de las 80 horas que tienen el resto de trabajadores. Y por si ambas jornadas no fueran bastante, tenemos además los médicos la jornada especial de 150 horas al año, por si las “necesidades del servicio” las hicieran necesarias, aunque como ya dijimos anteriormente, hasta este límite se sobrepasa con creces en muchas ocasiones.

Nos encontramos, además, Sra. ministra, con que ni siquiera todos los médicos pueden dejar de hacer estas jornadas de 24 horas cuando cumplen los 55 años, ya que o bien por “necesidades del servicio” -una vez más las siempre presentes “necesidades del servicio”- se les niega dicha exención y tienen que continuar haciendo guardias un año más, o bien, como ocurre en Atención Primaria y todo lo que dependa de la misma, como son las urgencias extrahospitalarias, dicha exención ni siquiera se contempla, y el trabajador llega a la edad de jubilación en la mayoría de las comunidades autónomas teniendo que hacer estas jornadas de 24 horas.

El hecho de que el médico tenga hijos pequeños o personas mayores a su cargo no supone tampoco una reducción de dichas jornadas, pues ésta sólo se contempla para la jornada ordinaria, y como las guardias -aunque sean horas extra- se llaman eufemísticamente hablando “jornada complementaria”, no se ven afectadas cuando el médico pide una reducción de jornada para poder conciliar.

Si hablamos de precariedad, Sra. Díaz, resulta que una vez más la Administración parece estar por encima de la ley, ya que mientras son estrictos con la empresa privada, la sanidad pública es la mayor empresa de trabajo temporal del país, y aunque se han modificado leyes para paliar este problema, porque Europa así lo exigió, lo cierto es que con los mimbres que se ha hecho es imposible que esto se resuelva, ya que se mantiene la tasa de reposición y no hay límite temporal para resolver las ofertas públicas de empleo ni sanción alguna cuando estas se dilatan en el tiempo o directamente no se convocan para la Administración.

Así, querida ministra de Trabajo y Economía social, nos preguntamos los médicos, ¿acaso nosotros no somos trabajadores como el resto? ¿Hemos perdido nuestros derechos laborales por ser médicos? Su ministerio, ¿no tiene que velar acaso por todos los trabajadores?

Sra. Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno de España y ministra de Trabajo de dicho Ejecutivo; compartimos sus preocupaciones acerca de los riesgos del trabajo nocturno, del exceso de horas extra de los trabajadores, de su falta de conciliación familiar y de su precariedad, pero recuerde usted que esto no pasa sólo en la empresa privada y con el colectivo de trabajadores de la hostelería, sino que ocurre en mayor medida aún en el caso de los médicos, que no dejamos de ser trabajadores de su empresa, y por tanto responsabilidad suya, y por los que usted también debería velar para que nuestras condiciones de trabajo, que no son precisamente las mejores, cambien para que los médicos tengamos los mismos derechos que usted defiende para el resto de trabajadores de España.

Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) la emplazamos a tener un diálogo más fluido con nosotros para tratar en futuras reuniones esos y otros temas que son de nuestro interés mutuo, a la vez que le pedimos que no se olvide del colectivo médico cuando habla de los derechos de los trabajadores. Reciba un cordial saludo.

 

María José Campillo

Secretaria de Finanzas y Servicios de CESM

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