El Sindicato Médico de Navarra denuncia la crítica situación que está sufriendo el Área de Salud de Tudela por falta de médicos especialistas en el Hospital Reina Sofía (HRS) y, especialmente, en la Sección de Radiodiagnóstico. Esta carencia supone un serio perjuicio para el funcionamiento del Hospital (y, por ende, para la atención a la población) ya que Radiodiagnóstico es un servicio central y, según la OMS, más del 80% de las decisiones médicas se basan en pruebas radiológicas.
El Hospital Reina Sofía de Tudela atiende a una población cercana a 120.000 personas, entre los habitantes del Área de Salud de Tudela y los de las zonas de Aragón limítrofes con las que se ha firmado un concierto.
La plantilla teórica del Servicio de Radiodiagnóstico del hospital es de trece médicos especialistas; hay que tener en cuenta que, según las recomendaciones de la SERAM (Sociedad Española de Radiología Médica), debe haber entre 7 y 11 radiólogos por cada 100.000 habitantes (dependiendo de los equipos de cada centro; el HRS dispone de medios de alta gama). Sin embargo, desde hace varios años hay un grave déficit que ha ido empeorando con el tiempo sin que los gestores hayan tomado medidas correctoras, ¡al revés! En la actualidad, solo 6 de las 13 plazas están cubiertas. Además, las perspectivas son pésimas: estimamos que tras la resolución del próximo concurso de traslados y el de oposición queden cubiertas, a lo sumo, 3 de las 13 plazas. Tanto las facultativas como el SMN han comunicado la crítica situación repetidamente a la Dirección del HRS y a la Gerencia del Área de Salud de Tudela.
El déficit de especialistas es cada vez más acusado en la Comunidad Foral, pero afecta con mayor intensidad a determinados centros de salud y servicios hospitalarios y es mucho más grave en los hospitales comarcales. En el caso de Radiología de Tudela, la situación es sangrante. No puede decirse que en el HUN la situación sea boyante ya que, en este momento, hay 58 radiólogos más doce médicos en formación (MIRes). Prevemos que tras el próximo concurso y teniendo en cuenta las nuevas contrataciones, puede llegar a haber hasta 67 radiólogos en dicho centro. Hay que considerar que los centros hospitalarios de Pamplona no solo atienden los pacientes de su área (unos 480.000 habitantes), también se realizan algunas técnicas más complejas. Incluso con esa plantilla, las necesidades de radiólogos no están cubiertas, pero desde luego nada que ver con el panorama desolador de los dos hospitales comarcales.
La falta de radiólogos tiene efectos perniciosos para la atención a la población, tanto en el trabajo diario, como en la atención continuada (guardias).
En lo referente al trabajo diario, es necesario externalizar (mandar a centros privados) parte de las exploraciones radiológicas solicitadas y la elaboración de parte de los informes de exploraciones realizadas en Tudela, ya que hay exploraciones que se hacen en el Servicio de Radiología del HRS (radiología convencional, TAC y Resonancia Magnética) y que, al no haber suficientes radiólogos en el HRS, son informadas por facultativos contratados por empresas privadas externas. Esta externalización no solo tiene un coste económico muy alto, sino que muchos de los informes que así se realizan son menos pormenorizados y por ello de inferior calidad a los que emiten los radiólogos del propio hospital público, a la luz de las reclamaciones de otros especialistas.
En lo referente a las guardias debe tenerse en cuenta que el Área de Salud de Tudela es grande, se atiende a muchos pacientes con patologías graves, y es necesario realizar en cada guardia muchas exploraciones de gran complejidad (Código Ictus, politraumatizados, pacientes en Cuidados Intensivos, complicaciones de pacientes oncológicos, exploraciones intervencionistas en pacientes inestables, etcétera) que no pueden demorarse. Ahora bien, para cubrir esas guardias los médicos especialistas tienen que hacer más de seis guardias mensuales, que sobrepasan holgadamente la jornada máxima semanal que establece la Directiva de la Unión Europea, que es de obligado cumplimiento. Es decir, la propia Administración fuerza a sus médicos a sobrepasar la jornada legal para cubrir el servicio y eso es un problema para los enfermos atendidos por médicos extenuados.
La situación actual no solo afecta a los pacientes, sino a los propios médicos. La presión es muy elevada durante el trabajo diario, y hacer tantas guardias (más de las permitidas por la legislación europea y española) afecta a su salud, a su vida personal y familiar. El servicio de radiología de Tudela, en estas condiciones, no resulta atractivo para atraer a nuevos profesionales, lo cual le condena a una progresiva decadencia y a la amenaza de cierre. Y el servicio de radiología es básico en el funcionamiento del Área de Salud. Su menoscabo provoca desatención en Atención Primaria y consecuentemente sobrecarga de urgencias del HRS.
Propuesta de soluciones
Para paliar el problema de las guardias se han planteado varias soluciones. Hasta el año pasado, algunas de las guardias eran cubiertas por radiólogos del HUN, que también realizaban parte del trabajo diario, lo mismo que se está haciendo en otras especialidades. Es más, también se hace lo mismo en dirección contraria, y en algunos casos el HRS ha apoyado al HUN. Sin embargo, y por diversos motivos, desde principios de este año este apoyo ha dejado de hacerse en Radiología.
Una «solución» que se ha puesto en práctica recientemente es que sea el Hospital García Orcoyen de Estella el que cubra las guardias que la plantilla del HRS no pueda cubrir, y viceversa. Sin la participación de los facultativos/as del HUN.
Que la plantilla de radiólogos de un centro (sobrepasada en horas de trabajo y número de guardias) tenga que esforzarse además por ayudar a cubrir el trabajo de la plantilla de otro centro (en similares circunstancias que el primero) no es una solución, es una chapuza ilegal. Especialmente en el caso de las ecografías, una técnica que debe realizarla presencialmente un médico especialista. Si no hay radiólogo de guardia en un hospital, cuando un enfermo necesita una ecografía, o se posterga a la mañana siguiente (con el consiguiente riesgo para el paciente), o se traslada al enfermo a Pamplona (implicando sobrecostes, demoras, incomodidad e incluso riesgo para el paciente) o se sustituye la ecografía por otras pruebas de imagen más caras, más agresivas y no indicadas (como un TAC) que obliga a someterlos a radiación innecesaria.
Desesperados por la falta de ideas y de valentía en la adopción de soluciones factibles, los gestores empiezan a tirar de “ocurrencias”.
Se ha convocado un concurso público encuadrado en la Compra Pública de Innovación para el SNS-O para el Acceso a la Ecografía Urgente como parte de la asistencia integral y continuada a la ciudadanía. El concurso lo ha convocado Navarra Biomed, que es un centro mixto de Gobierno de Navarra y de la Universidad Pública de Navarra.
Según las bases del concurso, el objetivo es encontrar soluciones y servicios que ayuden a garantizar el acceso a la ecografía urgente en el hospital más cercano del lugar de residencia, manteniendo la calidad de la prestación y disminuyendo traslados innecesarios.
Las técnicas que están valorando son de dos tipos: en una, un técnico maneja el ecógrafo del hospital alejado y el radiólogo ve las imágenes en tiempo real en otro centro. La otra consiste en un «brazo robótico» que un radiólogo maneja a distancia, desde otro centro en otra ciudad, mientras ve las imágenes. Pero cualquiera de esas opciones tiene pegas comparado con la disponibilidad presencial de un especialista en radiología.
En el caso de la ecografía realizada por un técnico, estos no tienen la formación adecuada para realizarlas: se requieren entre uno y dos años para formar a un técnico en ecografía, y en ningún caso llegan a tener la formación de un radiólogo tras seis años de carrera y cuatro de especialidad.
Respecto al brazo robótico, es una técnica aún en desarrollo, con importantes limitaciones tanto de tiempo como de calidad diagnóstica: en la reunión de 2024 de la SERAM (Sociedad Española de Radiología Médica) los expertos concluyeron que el brazo robótico articulado presenta limitaciones en términos de tiempo y de calidad diagnóstica frente a la ecografía convencional. Según los datos existentes, la ecografía por brazo articulado no alcanza los estándares de calidad radiológica. En estos momentos no se está empleando en el Sistema Nacional de Salud con fines diagnósticos, y solo se están realizando estudios comparativos para valorar su posible utilidad. Es más, estos estudios solo están valorando la ecografía robótica en pacientes procedentes de consultas, y en ningún caso en la atención urgente, teniendo en cuenta que los casos urgentes pueden ser muy complejos, y requieren equipos de muy alta calidad de imagen, calidad que no se alcanza con los equipos robóticos.
En el mencionado Congreso Nacional de Radiología de la SERAM de 2024 se recomendó que no se empleen equipos robóticos hasta que no haya suficiente evidencia científica de que sean aptos para el diagnóstico clínico, lo que requerirá la realización de estudios mucho más amplios que los existentes, con grandes series y en todo tipo de patología. Hay publicaciones internacionales recientes que dicen que los sistemas actuales de ecografía robotizada aún no están maduros, y que se necesita mejoras en sus sistemas de control remoto para el empleo clínico. En la actualidad, la evidencia disponible es muy limitada (series muy cortas para patologías concretas) y es prácticamente nula en pacientes con patología urgente.
En este momento la ecografía robótica se emplea fundamentalmente en regiones remotas de China, Estados Unidos y la selva amazónica de Brasil, en las que la atención sanitaria ni se acerca al nivel de la Comunidad Foral.
Hay otras desventajas. Una, que el precio de los equipos robóticos es elevadísimo. Peor aún, la duración de la exploración parece que es mayor y, al realizarse desde otro centro (presumimos que el HUN), será preciso reforzar la plantilla de ese centro en detrimento de los hospitales periféricos.
Es decir, la «solución» del SNS-O a la falta de radiólogos en los hospitales periféricos es implantar una técnica no validada, muy cara, con severas limitaciones, que supondrá una grave disminución de la calidad diagnóstica. Todo justificado por la «innovación» y sin apoyarse en la evidencia disponible. Es decir, aumenta todavía más la brecha en la atención a los ciudadanos de determinadas áreas, en comparación con los de Pamplona, obviando los principios de equidad y de igualdad en el acceso a la Salud.